En un artículo analítico publicado en la revista 'Cuadernos de Información Económica', editada por Funcas, los econonomistas Santiago Carbó y Francisco Rodríguez advierten de la "necesaria monitorización" de estas actividades por el carácter sistémico y potencial de contagio de algunas de ellas, como generadoras de posibles turbulencias financieras.
En total, las instituciones financieras no bancarias gestionaban en España 1,34 billones de euros en 2016, frente al los 1,53 billones de euros de 2010, destacando, entre otras, las empresas de seguros, fondos de pensiones, fondos de titulización, auxiliares financieros y fondos de inversión no monetarios.
En todo caso, la participación de España en el conjunto de la banca en la sombra global es muy reducida, apenas el 0,7% frente al 27,1% de Estados Unidos, el 10,5% de Reino Unido o el 6,3% de Alemania.
"Pese a todo, la reducida presencia de la banca en la sombra en España no hace menos necesaria la monitorización de estas actividades, por el carácter sistémico y potencial de contagio de algunas de ellas, como generadoras de posibles turbulencias financieras", aseguran los expertos.
"POSIBILIDAD DE CONTAGIO"
Los economistas inciden en que la que la "importancia" de la banca en la sombra radica, "muy especialmente", en la posibilidad de contagio que puede tener para el sector bancario.
No obstante, explican que en España este tipo de actividades ha sido "tradicionalmente controlado" por la regulación y supervisión, aunque reiteran que la proliferación de operadores no bancarios en la eurozona y el potencial riesgo de contagio requieren un seguimiento continuo.
De cara al futuro, subrayan que también "será necesario" analizar el papel que las 'fintech' puedan tener en el contexto de la banca en la sombra, en la medida que puedan trascender el ámbito de los pagos, donde operan principalmente en la actualidad, para realizar actividades crediticias u otras tradicionalmente propias de los bancos.
IGUALAR LA REGULACIÓN
Por su parte, el portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB), José Luis Martínez Campuzano, considera la regulación bancaria actual como "estricta y compleja" y estima "importante" que las autoridades fijen el mismo nivel de regulación para las actividades de terceros que presten un servicio "similar".
Martínez Campuzano, además, cree que la revisión de la regulación debe ser un proceso dinámico que valore lo beneficios y los potenciales costes en el medio plazo. "Es importante que la regulación bancaria no pase factura a la innovación y emprendimiento de los bancos", apostilla.