El año 2016 es el de la explosión del negocio de Cabify en España. La compañía, a través de su filial principal, cerró el ejercicio con el triple de ingresos respecto al año anterior y rozó los 18 millones de euros. Su plantilla pasó de 57 a 188 empleados. La sociedad, cuya matriz se encuentra ubicada en Delaware (Estados Unidos), no reconoce tener abierta ninguna inspección de la Agencia Tributaria abierta.
La empresa opera en España con tres grandes sociedades. La principal es Maxi Mobility Spain SLU, donde concentra la propiedad intelectual y los grandes servicios al resto de sociedades. Luego cuenta con otras dos: Maxi Mobility Transporte de Viajeros, con la que gestiona 276 licencias de VTC, y CabifyMobility International SL, desde la que gestiona su negocio internacional.
En Maxi Mobility Spain concentró un negocio de 17,8 millones de euros, de los que 4,9 millones procedían de servicios exteriores y prestación de servicios a otras compañías del grupo, según reza en la memoria, donde no se especifica cuáles son las filiales.
Unas pérdidas duplicadas
Con unos gastos que se han disparado casi al mismo ritmo -16,3 millones de aprovisionamientos y 4 millones para personal-, la compañía ha multiplicado por más de dos las pérdidas hasta situarlas en 3,5 millones de euros.
"Ha estado dedicando la mayor parte de los recursos al desarrollo de mejoras tecnológicas que permitan continuar con su expansión y crecimiento en trayectos en diferentes ciudades en España y su grupo en América Latina y Portugal", apunta en la memoria.
Sobre su rentabilidad, se limita a asegurar que cuentan con un plan estratégico definido donde se espera un "crecimiento relevante" después de años iniciales "de inversión". En cuanto al capital, la compañía reconoce como hecho posterior al cierre la ronda de 100 millones de dólares para financiar las actividades de todo el grupo.