Hay quien ha dicho, con motivo del nombramiento de Ángel Vilá como consejero delegado de Telefónica, que la multinacional española es como un partido de fútbol en el que juegan once contra once y siempre ganan los financieros. Y lo cierto es que es una tradición inveterada que la presidencia del grupo esté en manos de uno de ellos. Villalonga, Alierta y Pallete han tenido, los tres, este perfil.
Aunque de formación es ingeniero industrial, Vilá es un financiero. Es ÉL financiero. Empezó su carrera en la compañía, veinte años atrás, como controller del grupo, posición desde la que pasó a ocupar la posición de director financiero de Telefónica Internacional y una sucesión de cargos que le han llevado a ser el segundo hombre con más poder en la compañía.
Hasta su elección, ha sido director general de Estrategia y Finanzas de Telefónica. En 2011 se quedó con la parte de finanzas, pero más adelante asumió también la responsabilidad sobre la gestora de pensiones y fondos Fonditel y sobre Estrategia Corporativa.
Su nombramiento le convierte, de facto, en el jefe de las cinco operadoras de la multinacional –España, Brasil, Hispanoamérica, Alemania y Reino Unido-, y de las grandes direcciones generales del grupo, Comercial Digital y de Recursos Globales. Su principal objetivo será optimizar los resultados de la compañía, mantener la disciplina financiera y asegurarse de que la deuda se reduce en la medida que interesa al grupo.
Un gerundense de fuerte carácter
Vilá está considerado como un hombre de la casa, una persona discreta que nunca ha aparecido en demasiadas quinielas externas. Gerundense, muy alto, de fuerte carácter y barcelonista hasta la médula (para contrastar el madridismo de Pallete), se convertirá en la interfaz del presidente frente a las áreas de negocio y en el encargado de repartir disciplina.
El nombramiento de un consejero delegado ha sido una decisión muy concienzuda, que ha tomado más de un año, desde el nombramiento de Álvarez-Pallete al frente de la compañía. En todo caso, la compañía advierte de que, pese a que Vilá tiene el título de consejero delegado, no es el equivalente a un CEO. Al ser ejecutiva la presidencia de Pallete, e incluso muy ejecutiva, el acrónimo correspondiente es el de COO, lo que en España se viene considerando un director de operaciones.
Su salida aumenta el perfil de Laura Abasolo, que asume la dirección de Finanzas y Control, y que reporta directamente al presidente, al igual que el propio Vilá y una serie de puestos clave.
Bajo el control directo de Pallete quedan el secretario del Consejo (Ramiro Sánchez de Lerín), el responsable de datos (Chema Alonso), el director de comunicación corporativa y márketing institucional (José Luis Gómez-Navarro), el responsable de Asuntos Públicos y Regulación (Carlos López Blanco), el de Estrategia y Desarrollo Corporativo (Enrique Lloves), la jefa de Personal (María García-Legaz) y el de Asuntos Públicos de Presidencia (Francisco de Bergia).
La nueva vida de Pallete
Probablemente la mayor diferencia entre el nombramiento de Pallete como consejero delegado y el de Vilá es que nadie habla aún de delfines. Es un nombramiento que viene a resolver una necesidad y que tiene como objeto liberar al máximo directivo de la operadora para llevar a cabo otras tareas.
Álvarez-Pallete ha dejado claro que su trabajo pasará por impulsar el posicionamiento de la compañía en el ecosistema digital y posicionarla como líder en transformación digital. Esto implica que el día a día de las operadoras, la relación más tradicional de la compañía con sus clientes, estará controlada por Vilá.
Aunque no ha llevado una filial de telecomunicaciones directamente, Vilá sí tiene experiencia en gestionar varias filiales tras haber gestionado la antigua área de filiales, cuando estaba integrada por Atento, T -Gestiona y Telefónica Contenidos.
Entre sus retos, destacan la inminente desinversión en Reino Unido -paradójico, teniendo en cuenta que fue clave en la adquisición de O2-, la compleja situación en México, donde las cosas nunca han terminado de salir como hubiera querido la compañía, o las tensiones en Argentina tras la consolidación del Grupo Clarín como gran coloso convergente con el apoyo del presidente argentino, Mauricio Macri.
Pero, por encima de todo, deberá ayudar a resolver desde su nueva posición la situación financiera del grupo, con una deuda que tras el primer trimestre alcanzaba los 48.766 millones, 171 millones más que en diciembre de 2016.
Una larga experiencia
Experiencia, desde luego, no le falta, al menos en consejos. Vilá era miembro del consejo de administración de TEF Deutschland y de Telefónica Brasil, así como del Patronato de la Fundación Telefónica. Antes, ha pertenecido a los consejos de BBVA, Telco SpA, Atento, Telefónica Contenidos, Digital+, Telefónica República Checa, Endemol, CTC Chile, Indra SSI, así como al consejo asesor de Macquarie MEIF.
Como no le faltan premios al mejor director financiero. En 2015 recibió el premio Best CFO European Telecoms de Institutional Investor. En 2013 y 2014 fue galardonado por Thomson Reuters Extel como mejor CFO para España y, en 2014, como Mejor CFO en el sector de telecomunicaciones en Europa.