Tras el anuncio del Gobierno de no renovar la autorización necesaria para Garoña, que no está en funcionamiento desde hace cinco años, "Nuclenor debe tramitar una solicitud oficial al ministerio para iniciar el desmantelamiento de la central", ha explicado la exministra de Medio Ambiente y exconsejera del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
Posteriormente, el ministerio trasladará la documentación al Consejo de Seguridad Nuclear y a partir de ese momento la empresa deberá seguir las pautas marcadas.
En cuanto a plazos, Narbona ha indicado a Efe que está la experiencia de Zorita, cuyo cese se decidió en 2002, durante el mandato de José María Aznar, tras un acuerdo de todas las fuerzas políticas, pues "era una central de 40 años, pequeña, que hubiera requerido, igual que Garoña, inversiones elevadísimas".
Sin embargo, quince años después, su desmantelamiento aún continúa en marcha, "a pesar de que se trató de un proceso mucho más claro desde el principio, sin los equívocos y las falsas promesas que se han dado sobre Garoña", ha apostillado Narbona.
Otra de las centrales clausuradas en España que se encuentra en un proceso bastante avanzado de desmantelamiento es la de Vandellós I, cerrada tras un incendio en 1989 "por el que hubo razones de seguridad que hicieron que el proceso fuera distinto".
"La de Garoña me ha parecido la historia de un esperpento", ha incidido Narbona, quien ha lamentado que el Gobierno "ha forzado las cosas para facilitar y favorecer que Garoña vuelva a funcionar" contra la postura de los directivos de la central "que ya habían decidido cerrar por cuestiones económicas y habían tomado una decisión empresarial legítima".
De hecho "lo cierto es que los propios accionistas, y en particular Iberdrola, llevaban mucho tiempo diciendo que estaban dispuestos a hacer las inversiones imprescindibles (para la clausura) de acuerdo con el CSN" -máximo órgano español en materia de seguridad y protección radiológica-, según la presidenta del PSOE.
Narbona también ha lamentado que "se ha perdido tiempo en términos de horas de trabajo del CSN, más de 30.000 horas de estudios, análisis y reuniones dedicados a Garoña", y, lo que ella considera más preocupante, "se ha perdido tiempo para crear un contexto de actividad económica y de empleo en la comarca que dé tranquilidad a su población".
En este sentido, "ahora toca hacer con la máxima rapidez posible un programa de actuaciones para que haya una parte significativa de creación de empleo", ha destacado Narbona, "al margen de que también muchos de los propios trabajadores se podrán quedar trabajando en el proceso de desmantelamiento de la central".