El acuerdo se traduce en la creación de una filial común, bautizada eGT New Energy Automotive, en la que Dongfeng tendrá el 50 %, Renault el 25 % y Nissan el 25 % restante, explicó la alianza en un comunicado.
El nuevo vehículo eléctrico se desarrollará sobre la base de una plataforma de todoterreno deportivo (SUV) del segmento A de Renault-Nissan y utilizará la tecnología de los dos constructores.
En paralelo, se beneficiará de la experiencia de los "costes de fabricación competitivos" del socio chino, que el pasado año tuvo una cuota del 11,3 % en el mercado chino de vehículos comerciales y particulares.
De hecho, el coche se ensamblará en la planta que Dongfeng tiene en la ciudad de Shiyan (allí también estará la sede de eGT), que dispone de una capacidad de producción de 120.000 unidades anuales. El comienzo de la fabricación está previsto a lo largo de 2019.
El presidente de la alianza Renault-Nissan, Carlos Ghosn, destacó que esta cooperación "concreta (su) voluntad común para desarrollar vehículos eléctricos competitivos para el mercado chino".
"Confiamos en nuestra capacidad para responder a las demandas de los clientes chinos y para reforzar nuestro liderazgo mundial en el vehículo eléctrico", añadió Ghosn.
Según la Asociación China de Fabricantes de Automóviles, ese país es el mayor mercado mundial de vehículos eléctricos. El pasado año se comercializaron allí 256.879, lo que significó un aumento del 121 % respecto al ejercicio precedente. Y en los siete primeros meses de 2017, las matriculaciones volvieron a incrementarse un 33,6 % con respecto al mismo periodo de 2016, con 204.000 unidades.
El presidente de Dongfeng, Zhu Yanfeng, subrayó su disposición para "acompañar la gran transformación del mercado en China, donde la tendencia es hacia coches ligeros, eléctricos, inteligentes, interconectados y compartidos".