Así es el millonario agujero en el Congo del coloso español del voto electrónico
La compañía tecnológica provisiona 21 millones de euros por el proyecto fallido en el país africano y suma otros 6 millones por la misma razón en Honduras y Ecuador. En 2015, cuyas cuentas acaba de presentar, perdió 21 millones.
5 septiembre, 2017 10:07Noticias relacionadas
¿Qué tiene que ver Joseph Kabila, presidente de la República Democrática del Congo, con la empresa española Scytl? El país africano se ha convertido en la particular ‘pesadilla’ de la compañía tecnológica dedicada al recuento electoral y el voto electrónico que ha tenido que afrontar un agujero económico de 21 millones de euros por un contrato que, al menos por ahora, no ha sido cobrado.
Hasta ahora, las cifras de la empresa que arrebató por primera vez a Indra el recuento electoral en 2015 eran una incógnita. Había pedido permiso al Registro Mercantil español para retrasar la presentación de las cuentas de resultados de ese ejercicio 2015. Ahora, casi dos años después del cierre, muestra los números de la compañía española Scytl Secure Electronic Voting, que describen su pesadilla por los impagos de varios proyectos en países en desarrollo.
Origen en 2013… y aún pendiente
En septiembre de 2013, Scytl arranca un proyecto para el suministro de una plataforma electoral completa para el Congo. Se suscribió con el Ejecutivo del país un primer contrato que se amplió con un segundo acuerdo que se formalizó en junio de 2014.
El proyecto se dividía en tres anualidades hasta 2015, con el objetivo de tener toda la infraestructura tecnológica lista para las elecciones de 2016 -las debía convocar el propio Kabila-. En total, unos 30 millones de dólares, según explica a EL ESPAÑOL, el consejero delegado de la empresa, Pere Vallés.
El presidente ha decidido no convocarlas, pese a la presión interna y del resto de países. Alega que el país no está preparado para ello. ¿Consecuencia? Scytl sólo ha cobrado 1 millón de todo el proyecto, según Vallés.
Más de 20 millones de provisiones
En un primer momento, la empresa decide no provisionar nada de esa cantidad en las cuentas de 2014. “En la fecha de elaboración de cuentas de 2014, el incumplimiento de los plazos de pago por parte del cliente generó dudas razonables acerca del importe recuperable”, asegura la compañía en su memoria.
Es en las cuentas de 2015 cuando, tras las alertas de la auditora en 2014, deciden provisionar un total de 21,1 millones con cargo a 2014 por el riesgo de impago. A esto suman, según precisa el consejero delegado, otros 4 millones provisionados por un proyecto en Ecuador y 2 millones en Honduras.
Los efectos en las cuentas no se han hecho esperar. En 2014, las pérdidas ascendieron a 26,3 millones de euros, mientras que en 2015 fueron 20,5 millones de euros (se apuntaron pérdidas por estas provisiones de 26,6 millones en 2014 y un ‘extra’ de 3,7 millones en 2015).
Fuertes pérdidas
Con estas pérdidas, también marcadas por un gasto de personal -donde se incluyen los devengos de los planes de stock-options a empleados- que no ha dejado de crecer (de 14,5 a 19,5 millones entre 2014 y 2015, sin especificar el número total de la plantilla), la compañía ha tenido que abordar algunas medidas para lograr oxígeno.
En concreto, según precisa en su memoria, la compañía se encontraba a cierre de 2015 en causa de disolución al tener un patrimonio neto y un fondo de maniobra negativos. ¿La razón? “Debido principalmente al vencimiento a corto plazo de deudas con entidades financieras”, aseguran.
¿Cómo lo abordaron? Según la memoria, se han tomado dos principales medidas: la ampliación de capital (por compensación de créditos) de 11,4 millones de euros que tuvo lugar en enero de 2017 y la refinanciación de la deuda con entidades financieras (41 millones de euros entre deuda a corto y largo plazo con diversos bancos), gracias a la cual la amortización de la misma se iniciará en octubre de 2018, lo que da cierto margen.
A estos problemas con los impagos hay que sumar otro cambio en el modelo de Scytl que ha afectado al negocio, girando hacia el conocido como ‘SaaS’ -software como un servicio por el que se cobra por la explotación de las herramientas de manera periódica-. “El modelo implica linealizar el reconocimiento de ingresos durante la vida útil de los contratos y, por lo tanto, penaliza los años en los que se empieza a implementar; sin embargo, este modelo aumenta los ingresos pendientes de reconocer en siguientes ejercicios, aportando una mayor visibilidad a los ingresos futuros”, apunta.
La salida de varios de estos países emergentes, tras los agujeros creados por los impagos, junto con este cambio de modelo, que obliga a periodificar estos ingresos, ha llevado a la reducción de los ingresos en los dos últimos ejercicios cuyas cuentas están disponibles. En el caso de 2015, se han reducido un 13% hasta los 22,4 millones de euros (frente a los 25,6 millones de un año antes). “Sin embargo, este cambio de modelo de negocio hace que el grupo esté mejor posicionado para alcanzar un crecimiento futuro que sea sostenible, predecible y rentable”, argumentan.
Sin la fotografía económica completa
Aún queda pendiente la presentación de las cuentas de 2016 que, según Vallés, estarán publicadas en el Registro Mercantil en las próximas semanas. Y es en este ejercicio donde se mejora parte de la fotografía. En concreto, se apuntan 11 millones de euros de beneficios.
¿Las razones? Vallés apunta que en el pasado año no hay más provisiones ‘extra’ por los países emergentes, mientras que algunas de éstas ya apuntadas en los balances de 2014 y 2015 se revierten -se cobran los importes- y la revalorización de los activos que suponen su participación en Open Séneca, la ‘joint venture’ creada con Telefónica para abordar el mercado de la participación ciudadana. En concreto, según precisa en la memoria de 2015, en febrero de 2016 se cerró una ampliación de capital a la que sólo acudió Telefónica que valoró la sociedad antes de inyectar el dinero en 30 millones de euros.
Pero más allá de lo que suceda en la sociedad española en 2016, la realidad es que es muy complicado mostrar su fotografía económica completa. Principalmente, porque la sociedad española Scytl Secure Electronic Voting es la que se encarga del negocio de ‘software’ electoral principalmente para Europa y los países emergentes (África y Latinoamérica), según precisa Vallés.
Sin embargo, según aparece en la memoria, es la matriz de once sociedades filiales, entre las que se encuentran tres con las que operan en Estados Unidos. “Esta sociedad refleja sólo una parte del negocio de Scytl”, argumenta el directivo, mientras se niega a ofrecer la cifra global de ingresos. Sólo se limita a incidir en que todo el grupo “siempre ha tenido beneficios”.
División de los negocios
Esta fragmentación de las cifras se ha acentuado desde que la compañía ha separado del negocio de ‘software’ (programas informáticos) del de ‘hardware’ (equipos informáticos). ¿Qué significa? Scytl decidió separar ambos segmentos, tal y como adelantó EL ESPAÑOL. El segundo distorsiona al resto porque genera grandes volúmenes de facturación pero con márgenes de beneficio muy estrechos y además penaliza en las valoraciones. “Las empresas de ‘software’ se valoran entre 5 y 10 veces los ingresos y las de ‘hardware’ a 0,5 veces”, explicaba Vallés.
De esta manera, el negocio del ‘hardware’ está centralizado en una sociedad con sede en Dubai y que cuenta, según Vallés, con un equipo de gestión diferenciado del resto del grupo.
Para el año 2017, la empresa espera recuperar el tono, confiando buena parte de su negocio al ‘software’ y, particularmente, al voto por internet tanto para elecciones políticas como las que tengan lugar en el sector privado. Lo hacen después de haber ganado oxígeno tras el tropiezo en mercados como el Congo.