El sector eléctrico está que trina con el Gobierno. Se prepara una ley de transición energética, y temen que pueden convertirse en el 'pim pam pum' de estas modificaciones.
No sólo porque tienen la sensación de que el debate sobre los cambios para una economía descarbonizada se centran en la electricidad; también porque se huelen que el equipo de Rajoy se prepara para lanzar un órdago a la grande con la fiscalidad verde.
No van desencaminados. Bruselas ha reiterado en numerosas ocasiones que tenemos mucho camino por recorrer. Somos el tercer país con la menor recaudación en este tipo de impuestos. Así que el miedo es lógico, sobre todo porque el propio Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, ha reconocido en numerosas ocasiones que es un campo sobre el que se avecinan cambios no muy tarde.
Así que las principales operadoras eléctricas se han lanzado en los últimos meses al unísono para denunciar que se sienten indefensas. Consideran injusto, por ejemplo, el que se grave la producción de energía eléctrica con un 7%. El último en hacerlo ha sido el presidente de Red Eléctrica, José Folgado, para quien “los impuestos específicos deben implantarse por razones que lo justifiquen”.
El ejemplo más claro, explica: alcohol o tabaco; por lo que pide al Ejecutivo “repensar” esta imposición en el desarrollo de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
Un carro al que se sumaron este jueves otras compañías como Iberdrola. Su director corporativo, Fernando Bécker, considera que las tasas impositivas son “muy elevadas”, lo que aboca a la desaparición a muchas tecnologías como la nuclear.
Palabras en línea con las de su presidente, Ignacio Sánchez Galán, quien recordaba en la última Junta de Accionistas de Iberdrola que las nucleares del grupo están en pérdidas “por lo impuestos y las obligaciones exigidas”, ya que se llevan el 50% de los ingresos.
El problema de las renovables
Lo dice Iberdrola que es líder en potencia instalada en energías renovables, y que en los últimos concursos no se ha llevado ni un solo megawatio (MW) de potencia. Tampoco Acciona, que no se ha presentado a ellos, y que no parece dispuesta a participar del nuevo sector eléctrico si no cambian mucho las cosas.
“No es serio cerrar 8.000 MW en nucleares, y al día siguiente abrir 8.000 MW en renovables”, dijo el CEO de Acciona Energía, Rafael Mateo en un evento organizado por El Economista para hablar de la nueva norma de transición energética. A su juicio, otro de los grandes problemas de este país radica en la "exuberancia de inversión” que hemos vivido en los últimos años en el sistema eléctrico.
Todo ello por no hablar de la necesidad de generar energías de respaldo para los días en los que no hay ni viento, ni sol, ni agua. Un modelo que se va a desarrollar -según las intenciones del Ejecutivo- a través de un modelo en el que quien garantice la seguridad del suministro y el precio más bajo será quien se lleve el 'gato al agua'.
Ojo a la edificación
Mensajes que lanzaron ante un impertérrito secretario de Estado de Energía, Daniel Navía, quien se limitó a asegurar que la nueva norma busca tener el consenso de todas partes. Y más le vale, porque las eléctricas recuerdan que ellas no pueden ser las únicas que se ‘descarbonicen’.
Reclaman también que contribuyan otros sectores. Entre ellos el de la edificación -no sólo con las nuevas construcciones-; también con la restauración y conversión eficiente de los edificios más antiguos.
Pero el que está en su punto de mira es el del motor. Consideran que la descarbonización de los coches es fundamental. De ahí que reclamen una fuerte apuesta en los coches que se mueven con energías alternativas: eléctricos, GLP, gas natural, etc.