Es cierto que en los primeros días tras anunciar la compra del Popular por un euro, la cotización del Santander reflejó la alegría de los inversores con una operación que daría al banco acceso al mercado de pymes nacional y a incrementar el número de clientes y sucursales. Sus títulos pasaron de 5,80 a 6,12 euros en solo tres sesiones. Y se mantuvieron estables rondando ese 5,8 en las semanas posteriores. Sin embargo, la cotización de la compañía se empezó a resentir a finales de julio, coincidiendo con el cierre de la ampliación de capital y la presentación de resultados semestrales.

El castigo de estas últimas semanas ha provocado que Santander haya acumulado una caída del 8,5% en Bolsa desde aquel 6 de junio en el que se hizo con Popular, siendo el segundo banco con mayores pérdidas del mercado en ese periodo, solo superado por Liberbank, que al cierre de ayer perdía un 11% desde la intervención del Popular. Cabe recordar que el banco fruto de la fusión entre Cajastur (y CCM), Caja Cantabria y Caja Extremadura se ha visto duramente castigada por las dudas de los inversores sobre su viabilidad. Tanto, que la CNMV impuso un veto a los bajistas que concluye el próximo día 12, y que tal vez deba ampliarse ante el desplome que sufre el valor tras anunciar una ampliación de capital de 500 millones de euros para sanear su balance.

Lejos de las pérdidas de Liberbank y Santander, otros bancos cotizados han aguantado mejor la tensión generada con la resolución del Popular. BBVA, que se retiró de la puja por el banco aquella noche de negociaciones, sube un 0,67% en los últimos tres meses. CaixaBank también aguanta al alza con subidas del 0,70%. Y otras entidades como Bankia, Bankinter o Sabadell registran menores pérdidas, del 5%, el 4,5% y el 2,5% respectivamente.

En términos de capital efectivo, y contando los 1.458 millones de títulos nuevos tras la ampliación de capital, Santander vale ahora en Bolsa unos 85.063 millones de euros. Apenas 485,58 millones de euros más que los 84.577 millones que valía el 6 de junio (antes de la ampliación de capital). Es decir. El mercado considera que Santander vale prácticamente lo mismo tras integrar Popular casi gratis y haberse embolsado 7.072 millones de euros en la ampliación de capital. Una ampliación que se llevó a cabo con un descuento del 17,3% respecto al cierre del día antes de su anuncio, al quedar el tipo de emisión de los títulos nuevos fijado en 4,85 euros.

 

 

 

 

Hay que tener en cuenta que la entidad abonó el pasado 4 de agosto su primer dividendo a cuenta de los beneficios de 2017. Pero el pago en efectivo de esos 0,06 euros por título apenas tiene impacto el precio de la cotización.

Alberto Castillo, analista de Capital Bolsa, considera que el peor comportamiento del Santander respecto a otros valores bancarios tiene mucho que ver con la incertidumbre sobre cómo evolucionará el aluvión de demandas interpuestas por los afectados que perdieron toda su inversión tras la resolución del Popular, así como con las dudas sobre cómo impactarán las cuentas del banco resuelto en las de la entidad.

Popular aportó a Santander 11 millones de euros del 7 al 30 de junio, tal y como confirmaron sus directivos en la última presentación de resultados semestrales. Pero también advirtieron que este mismo mes el banco presentará unas pérdidas de unos 12.000 millones de euros tras un ajuste patrimonial, al que irán destinados parte de los 7.000 millones de euros captados en la ampliación de capital del Santander.

Movimientos frente a los riesgos

El grupo comandado por Ana Patricia Botin ha dejado claro que tiene provisionadas las posibles consecuencias económicas derivadas de la lluvia de demandas o los despidos. Y ya ha dado pasos firmes para reducir también los activos improductivos del Popular, que superaban los 36.500 millones de euros. Entre ellos, la venta del 51% de su negocio inmobiliario al fondo de capital riesgo Blackstone, con la creación de una nueva sociedad a la que Popular transferirá activos por unos 30.000 millones de euros y el 100% de Aliseda, la gestora inmobiliaria del Popular que el banco recompró (el 51% que no tenía de su capital) a las firmas estadounidenses Värde Partners y Kennedy Wilson por 180 millones de euros a finales de junio.

Santander también espera el número de demandas y reclamaciones se reduzca con los bonos de fidelización lanzados para `compensar¿ a una parte de los inversores que perdieron todo su dinero con la resolución del Popular. Este mismo mes, el banco registrará el folleto de la emisión de estos bonos de fidelización, dirigidos a aquellos clientes minoristas que adquirieron acciones del Popular entre el 26 de mayo y el 21 de junio de 2016, así como los que adquirieron bonos subordinados de la entidad. De esta compensación quedan excluidos aquellos que tuvieran depositados esos títulos en una entidad distinta al bróker del Popular o del Santander en la fecha de resolución del banco.

Los inversores también esperan a que Santander desvele en los próximos meses el futuro de los empleados del Popular, así como el de los acuerdos que el banco mantenía con socios externos para llevar a cabo negocios como el de gestión de activos o el de medios de pago.

¿Todas las dudas por estos procesos han causado bastante cautela entre los inversores en las últimas semanas, a la espera de ver como digiere Santander quedarse con Popular¿, explican los expertos de Capital Bolsa, que recuerdan que el carácter más doméstico que el banco tendrá tras la operación también le estaría perjudicando en el mercado, ¿aunque sea solo a corto plazo¿.