La Dirección General de la Represión del Fraude (DGCCRF) comunicó en febrero su informe de conclusiones a la justicia, que abrió una instrucción el 7 de abril, de la que se encargan tres jueces especializados en sanidad en el Tribunal de Gran Instancia de París, un procedimiento similar al que se lleva a cabo contra Volkswagen, Renault y Fiat Chrysler también por la tecnología diesel, precisó el periódico.
En el caso de PSA, los autores del informe calcularon que hay "al menos 1.914.965 vehículos" de la generación Euro 5 (la norma en vigor hasta 2015, vendidos entre septiembre de 2009 y septiembre de 2015), cuyos motores funcionan con "estrategias fraudulentas"
Se trata de nueve modelos, entre ellos los Peugeot 208, 807 y 5008, así como los Citroen C3 y C5, que aunque en las pruebas de homologación no superaban el límite de emisiones de NOx (180 miligramos por kilómetro), en condiciones reales las aumentaban entre un 30 y un 170 %.
La razón es que -siempre según antifraude- tienen un dispositivo que activa un régimen bajo de emisiones únicamente cuando detecta las condiciones de esas pruebas mediante un "calculador de control del motor".
Lo hace mediante una estrategia de "calibrados fraudulentos" que en ese caso pone en marcha el llamado modo "LowNox", que reduce las emisiones de esos gases contaminantes, pero aumenta el consumo de carburante y reduce la potencia del vehículo.
Hay un segundo modo, "LowCO2", que es el que se activa habitualmente cuando el cliente del vehículo lo utiliza, y que disminuye el gasto de combustible, aunque el automóvil tiene más brío, a costa de un aumento significativo del NOx.
La multa potencial para PSA en caso de que los tribunales confirmaran esas conclusiones sería de hasta 5.000 millones de euros, equivalente al 10 % de la media de la facturación del grupo en los ejercicios 2013, 2014 y 2015.
Pero para la DGCCRF, la maniobra presuntamente ilegal no se limitó a los vehículos diesel bajo la norma Euro 5, sino que también se ha prolongado con la Euro 6, es decir, con los modelos comercializados desde septiembre de 2015.
Los investigadores están convencidos de que la dirección de PSA estaba al corriente y que había una "estrategia global para fabricar motores fraudulentos y luego comercializarlos", y por eso acusan al actual presidente, Carlos Tavares, pero también a sus predecesores Jean-Martin Folz, Christian Streiff y Philippe Varin.
En una primera reacción a lo publicado por Le Monde, PSA se mostró indignado por esa filtración cuando no ha sido contactado por la justicia sobre este procedimiento y por tanto no ha podido hacer valer sus argumentos ante las conclusiones del antifraude. Por eso, se reserva el derecho a presentar una denuncia por el daño para su reputación.
Sobre el fondo, el fabricante subrayó en un comunicado que "respeta las reglamentaciones en todos los países en los que opera y que sus vehículos nunca han estado equipados con un programa o dispositivo" para detectar el test de homologación y activar un mecanismo especial de contaminantes.
Además, recordó que su estrategia en el reglaje de sus motores privilegia bajas emisiones de NOx en recorridos urbanos y "el mejor equilibrio NOx/CO2" en recorridos en carretera.