Por Maite Nieva

Florentino Pérez busca financiación que le permita abordar una contraopa sobre Abertis, pero no a cualquier precio. Para acometer esta operación ACS ha barajado varias estrategias, entre ellas el lanzamiento indirecto de una oferta a través de su filial Hotchief y una ampliación de capital del grupo constructor. Los últimos rumores apuntan a una potencial venta de su filial australiana Cimic, otra de las joyas de la corona del grupo junto con Hotchtief. A punto de que concluya el periodo de aceptación   de la opa lanzada por Atlantia, el mutismo continúa. El mercado baraja la posibilidad de que retrasen la decisión hasta que la CNMV dé su veredicto a la italiana.

Después de un verano intenso en busca de una fórmula económica y financiera viable que permita a ACS lanzar una potencial contraopa por Abertis y oscurecer a la que lanzó Atlantia el pasado mes de mayo, la compañía que preside Florentino Pérez sigue manteniendo en vilo a los mercados.

Tras confirmar su interés por el grupo concesionario español a la CNMV el pasado mes de julio, el grupo constructor y de servicios ha emprendido una carrera contra reloj en busca de una fórmula que permita a la compañía financiar la operación sin dañar su estructura financiera. Y, al mismo tiempo, poner sobre la mesa una oferta que supere a la presentada por Atlantia el pasado mes de mayo. Una operación ambiciosa y compleja ya que Florentino Pérez no está dispuesto a perder el control de la compañía ni lastrar al valor por una deuda elevada que le llevaría a perder la calificación crediticia triple B que tanto le ha costado recuperar.

CUESTIÓN DE VIABILIDAD Y RATING

La opa de la italiana Atlantia, liderada por la familia Benetton, ofrece a los accionistas 16,5 euros por acción, lo que supone valorar la compañía en 16.300 millones de euros.

Para superar esta oferta el grupo español de construcción e infraestructuras debería superar los 17.000 millones de euros. A esta cantidad habría que sumar la deuda neta de Abertis que asciende a casi 16.000 millones de euros, a junio de 2017. ¿En total más de 30.000 millones de euros.

La operación está resultando más complicada de lo esperado, a pesar de la fortaleza financiera del grupo, según la información que maneja el mercado. Especialmente por las implicaciones que tendría para ACS un aumento tan significativo de la deuda después del esfuerzo de reducirla en un 72% desde 2012 y que le permitió recuperar la calificación crediticia corporativa de grado de inversión. El pasado mes de mayo S&P elevó su rating a largo plazo hasta `BBB¿ y en `A-2¿ a corto plazo, con perspectiva estable en previsión de que la empresa de Florentino Pérez continuaría reduciendo su deuda.

 Desde mediados de julio, JP Morgan, Lazard y Key Capital, asesores de ACS para la operación, estudian los mecanismos para articular la operación así como su viabilidad económica, según fuentes del mercado. Otro de sus cometidos ha sido sondear el respaldo a la potencial operación a través de contactos con inversores internacionales y entidades financieras que estén dispuestos a participar en la operación. En este sentido ACS habría buscado alianzas con grandes fondos internacionales de Estados Unidos y Asia.

Para acometer esta operación se han barajado varias estrategias. Los últimos rumores apuntan a una potencial venta de su filial australiana Cimic, otra de las joyas de la corona del grupo junto con Hotchtief. Otras alternativas señalan a la posibilidad de lanzar una contraopa indirecta a través de su filial australiana Hotchtief en la que ACS controla el 72% del capital, así como una ampliación de capital a través del propio grupo constructor. Actualmente, la decisión podría estar a la espera del informe final de JP Morgan.

Hasta el momento se desconocen aspectos claves como la posible alianza con otro socio interesado en la operación, la forma de financiación en caso de seguir adelante con la contraopa, y el precio final. Una incertidumbre que no ha sentado nada bien a los inversores, provocando una fuerte corrección en ACS que acabó con el rally alcista que había tenido el valor a lo largo de 2017. Tras tocar máximos históricos de 36 euros por acción en junio, el valor inició una caída que le ha llevado a perder cerca del 9% de su cotización en los últimos tres meses. En los últimos días la caída parece haber tocado fondo y el valor se sitúa en el entorno de 32 euros por acción.

LOS INVERSORES, A LA ESPERA

Tras el anuncio de ACS de su interés por Abertis varias casas de inversión han recortado su recomendación sobre el valor. Y eso, a pesar de reconocer la solidez de los fundamentales de la compañía y cumplir sus expectativas de crecimiento. La gestora Carax Alphavalue retiraba el valor de su cartera, pese a reconocer su interés por Abertis y vaticinaban que un acuerdo financiero sería cuanto menos complejo al tiempo que incrementaría el riesgo financiero, penalizando al valor a corto plazo.

También Bankinter recortó el potencial de ACS en un 18,5% disminuyendo su precio objetivo hasta 38 euros por acción desde 41,3 euros. Su argumento se apoyaba en la posibilidad de que ese potencial no se materializara a corto plazo.  Según los analistas mantienen su recomendación ¿de forma táctica¿, en Neutral hasta que las incógnitas sobre la operación se resuelvan y el potencial de revalorización estimado pueda materializarse. En su informe reconocen que la operación tendría sentido desde el punto de vista estratégico y ven poco probable que una hipotética adquisición de Abertis tuviera un efecto dilutivo en el medio plazo para ACS.

Como contrapartida, el Consejo del Mercado recomienda fuerte compra para el valor. Berenberg y Deutsche Bank han elevado su precio objetivo hasta los 40 euros por acción.

Los fondos con más peso en el accionariado de ACS son BlackRock, con el 3,01% del capital, y Vanguard, con el 2,02%, según datos de Bloomberg. También están presentes vehículos de JP Morgan, State Street, UNS, Unicredit, BNP Paribas, Deutsche Bank, Santander, CaixaBank y BBVA, así como el fondo soberano de Noruega y los fondos de pensiones del Estado de California y del Gobierno de Japón.

Los expertos consideran que la reducción de la deuda sigue siendo un objetivo estratégico para ACS y esperaban que siguiera cayendo hasta 1.105 millones de euros en 2017 gracias a la sólida generación de caja de la compañía.

 Los datos del segundo semestre de 2017 mostraban que la compañía había optimizado su balance y reducido deuda no solo con la venta de activos sino con una fuerte generación de caja y de su actividad, la estabilización del capital circulante y al acuerdo de venta de Urbaser. En los seis primeros meses del año el grupo ACS incrementó sus ventas en un 11,7% respecto al año anterior, alcanzando un total de 17.386 millones de euros. Según el mercado la adquisición de Abertis por ACS daría origen a un coloso mundial de las infraestructuras con ingresos conjuntos de casi 37.000 millones de euros y un resultado bruto de explotación (Ebitda) de unos 5.300 millones. ACS fue accionista de referencia de Abertis hasta 2012 y socio fundador de la compañía. Tras cuantiosas pérdidas entre 2007 y 2013, la compañía acabó por vender su participación en Iberdrola.

UN COLOSO MUNDIAL

Abertis, considerado un grupo estratégico para el estado español, cuenta con la simpatía del gobierno español que no ve con buenos ojos que activos estratégicos como las autopistas y satélites caigan en manos extranjeras. El objetivo final sería crear una gigantesca corporación de infraestructuras.

 Por ahora toda comunicación oficial se limita a un comunicado relevante enviado el 21 de julio a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En él ACS confirmaba al regulador español que estaba estudiando una posible contraopa sobre Abertis, con asistencia de asesores externos y sin que se hubiera sometido la cuestión a la deliberación del Consejo de Administración, ni tomado decisión alguna al respecto, hasta la fecha del comunicado.

Antes hubo otros intentos. Unas semanas antes, la empresa estatal Aena había rechazado seguir adelante con la operación ¿una vez examinada la potencial adquisición de Abertis por Aena y valoradas sus implicaciones de todo orden, así como las razones de oportunidad y de contribución al interés general¿. El gestor aeroportuario había anunciado con anterioridad su interés por Abertis.  Como contrapartida, en 2006 Abertis estuvo a punto de adquirir Autostrade (ahora Atlantia) pero el gobierno italiano frustró la operación.