Codorníu y la familia que lidera la compañía, los Raventós, están viviendo este martes su particular Día de la Marmota. Repiten aquel día de 2014 en el que se hizo público que Unipost -una compañía en la que “accionistas minoritarios del Grupo Codorníu tienen participación”- distribuía propaganda electoral del 9-N, la consulta popular orquestada por Artur Más.
En aquel entonces la empresa estaba liderada por Antón Raventós Raventós, propietario del 1% en Codorníu, y Pablo Raventós Sáenz. La vinculación era inevitable, y llevó a las redes sociales a pensar que la familia apoya el proceso soberanista. No era del todo ilógico, teniendo en cuenta que Antón fue apoderado de Codorniu SA y de otras empresas de su matriz, Unideco, como Raimat y Bodegas Bilbainas, entre 2002 y 2009. Pero su mera implicación en el 9-N a través de Unipost supuso una llamada al boicot del grupo de cava en plena época prenavideña. Algo que hacía saltar todas las alarmas.
Un movimiento similar al que se ha vivido este martes, casi punto por punto, cuando la Guardia Civil ha registrado la sede de Unipost. Allí ha encontrado el censo electoral. Así que, tiempo al tiempo. La vinculación ha vuelto a funcionar y ha regresado el boicot a Codorníu por parte de las redes sociales.
Pero hay diferencias notables entre el 2014 y el 2017. Empezando por el hecho de que los Raventós han perdido importancia en Unipost, que se encuentra bajo administración concursal. Siguiendo por la contundente reacción para disipar dudas.
Un comunicado contundente
De hecho, la compañía ha anunciado acciones legales ante la UDEF ante las “informaciones falsas” que los vinculan con el ‘procés’. Un comunicado en el que se explica -y se deja claro- que ni Codorníu ni ninguna compañía del grupo “ha participado, participa ni participará en nada relativo al proceso soberanista en Cataluña”.
En aquel entonces, en cambio, la situación se resolvió gracias a un comunicado interno -publicado por El Confidencial Digital- enviado a todos sus colaboradores. En él se explicaba que no había ningún tipo de relación entre Unipost y Codorníu pero, desde luego, no se daba tanto detalle como en esta ocasión.
La historia se repite. El 'déja vu' de Codorníu a costa del procés que puede costar caro a una empresa sin comerlo ni beberlo.