¿Nadie hace un año habría pensado que el primer banco sobre el que se aplicara el Mecanismo Único de Resolución (MUR) iba a ser uno español¿, ha indicado Francisco Uría en un encuentro informativo organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE). El responsable del sector financiero de KPMG ha dejado claro que la resolución del Popular pudo llevarse a cabo con éxito más por una cuestión de suerte que porque la JUR estuviese lista para enfrentarse a una situación así. ¿La suerte fue que existía un comprador privado (el Banco Santander), porque si no, al día siguiente la entidad no habría podido abrir sus oficinas¿.
En el mismo sentido se manifiesta Santiago Carbó, director de estudios financieros de Funcas y catedrático de Economía y Finanzas, al asegurar que ¿no siempre ocurrirá que haya la suerte de que exista una entidad con la información suficiente para comprar un banco en crisis¿.
Uría recuerda que la opción del bail-in fue la mejor en el caso del Popular. No solo por su condición de `interés público¿. También porque España no podía permitirse una solución `a la italiana¿ sabiendo que de los 54.353 millones de euros inyectados durante la crisis a los bancos nacionales, se dan por perdidos unos 40.000 millones.
En el caso de la banca italiana (con la recapitalización de Monte dei Paschi y el rescate de dos bancos vénetos), el Gobierno logró zafarse de la norma europea para implementar una regulación ad hoc y traspasar los activos dañados al banco malo italiano, vendiendo los sanos al Banco San Paolo.
Pero estas diferencias no son el camino a seguir a juicio de los expertos. Especialmente cuando, al final, se trata de avanzar hacia la Unión Bancaria. Las diversas formas de abordar las últimas crisis de diversas entidades han jugado en contra de este objetivo.
Más plazo para actuar
Uría considera que la resolución del Popular ha demostrado que las decisiones se tomaron de forma ¿muy acelerada¿, insistiendo en que el nivel de información de la JUR sobre la entidad debía haber sido más profundo. ¿Necesitamos herramientas que permitan tiempo para aplicar el Mecanismo de Resolución¿, explica el experto, considerando que en los próximos meses se acelerarán cambios regulatorios que ayuden a afrontar de una forma más eficaz futuras crisis similares.
Entre ellos, y teniendo en cuenta que el MUR debe emplearse solo en casos muy excepcionales, el más factible apunta a una especie de moratoria o suspensión de pagos que limitara la fuga de depósitos durante un periodo determinado, para que las autoridades ganen ese tiempo para encontrar la mejor solución para cada entidad en apuros.
Para Santiago Carbó, otra de las medidas en la que se debería avanzar es en que el Fondo Único de Resolución sea capaz de autofinanciarse. Actualmente, este fondo está dotado con las primeras aportaciones que rondan los 17.000 millones de euros. Pero el objetivo era que alcanzase los 50.000 millones.
A su juicio, la clave está en que las normas se completen de forma común para todos bajo el pilar de la Unión Bancaria. Solo así la confianza volverá a un sector que debe tener claro que, más que de los supervisores, dependen de lo que de él piensen los mercados.