Fue a finales de marzo de 2016 cuando Uber, tras algo más de un año sin actividad, iniciaba su andadura en el sector de las VTC. Durante ese primer ejercicio tras la ‘reconversión’, la filial española declaró apenas un crecimiento del 12% en los ingresos hasta los 1,4 millones de euros (y unos 28.000 euros de pago de 28.000 euros de Impuesto de Sociedades). Esta sociedad no factura los servicios de transporte sino que sirve de apoyo a la matriz, con sede en Holanda. En este tiempo, la compañía no ha recibido ninguna inspección de la Agencia Tributaria.
En 2015, sin actividad alguna tras la suspensión judicial de su servicio entre particulares (UberPop), la compañía declaró unos ingresos de 1,2 millones de euros. Todos pertenecían a servicios ofrecidos a Uber International Holding B.V., la matriz con sede en Holanda que concentra todas sus ventas internacionales. “Servicios de marketing local y apoyo en servicios”, según se plasma en su objeto social.
Un año más tarde y con una flota de vehículos de VTC prestando servicios en Madrid a pleno rendimiento, la compañía no incrementó sobremanera los ingresos. De hecho, según las cuentas de resultados recién presentadas en el Registro Mercantil, apenas alcanzó los 1,4 millones de euros. Es decir, unos 160.000 euros de incremento (un 12%).
Frenazo tras la subida en 2015
Estas cifras representan un frenazo muy importante respecto al fuerte incremento con el que cerró 2015. En ese ejercicio, no hubo actividad ninguna más allá de su servicio de entrega de comida a domicilio UberEATS. Y logró multiplicar por más de dos su volumen de negocio.
Es, por ejemplo, llamativa la evolución que ha seguido el gasto de personal. Ha pasado de 740.000 a casi 680.000 euros de gastos. A cierre de ejercicio, la sociedad mantuvo la misma cifra de empleados en su plantilla: ocho.
28.000 euros de Impuesto de Sociedades
La filial española sólo pagó a la Agencia Tributaria en forma de Impuesto de Sociedades 28.300 euros. Los beneficios brutos fueron de 111.000 euros (frente a los 101.000 de un año antes).
En este tiempo, según reza en las memorias anuales, no ha recibido ninguna inspección ni ha tenido que enfrentarse a ninguna sanción o acta fiscal. Sí que tiene abiertos a inspección los cuatro últimos ejercicios para todos los impuestos.
¿Cómo es su estructura fiscal?
La estructura fiscal de Uber es muy similar a la de otras multinacionales tecnológicas como Google, Apple o Facebook. La compañía fundada en 2009 tiene su sede internacional en Holanda, donde cuenta con un buen puñado de filiales y subsidiarias. Pero hay dos que son claves: Uber B.V., matriz de la española, y Uber International C.V.
Es Uber B.V. la que recibe todos los ingresos por los viajes completados y, posteriormente, paga a los conductores. Es esta compañía la que paga un ‘royalty’ a la otra sociedad, tenedora de los derechos de propiedad intelectual, por su explotación. Es lo que permite reducir al máximo los beneficios de esta sociedad (y, por tanto, la factura fiscal), cuya sede social radica en Bermudas, un paraíso fiscal.