“Motivos personales”. Sin mayor detalle, el que fuera presidente y consejero delegado de Aena desde enero de 2012, José Manuel Vargas, comunicó ayer su salida de la empresa pública que gestiona los aeropuertos españoles. Íñigo de la Serna, ministro de Fomento, aceptó su dimisión al tiempo que le agradecía el trabajo. Un bonito cierre para una relación que en los pasillos se conoce trastabillada debido a las divergencias entre la dirección de Aena y su principal accionista, Enaire.
Tras un agitado verano en los aeropuertos españoles, en el que la huelga del personal de Eulen complicó la operación en El Prat de Barcelona durante agosto y con los sindicatos de Aena y Enaire presionando para lograr mejores condiciones, Vargas ha puesto fin a este capítulo. Los 106.000 euros anuales que ingresaba como presidente y CEO de la empresa pública no han sido suficientes para aplacar las desavenencias con el Gobierno por sus planes para Aena.
El de Vargas es el sueldo más bajo entre sus pares del Ibex 35 ya que, dado su carácter semipúblico, las remuneraciones de altos directivos y sus dietas quedan fijadas por ley. En total, en 2016, entre fijo y variable, cobró 166.000 euros, como consta en el informe de remuneraciones. Entre los mejor pagados del Ibex está el presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, que ingresó 15,2 millones en 2016, o el presidente ejecutivo de Inditex, Pablo Isla, con 10,4 millones en el último año.
La retribución anual del presidente de Aena es fija y no supera los 106.050 euros, según el informe de remuneración de consejeros correspondiente a 2016. Del sueldo de Vargas, por ser alto directivo, se excluye la dieta de 1.090 euros (con un tope anual de 11.994 euros) por asistencia a cada reunión del consejo. Aena ingresa esta dieta en el Tesoro.
Tensión con el Gobierno y sindicatos
La dimisión de Vargas llegó apenas un día después de que se alcanzara un preacuerdo con los sindicatos con representación en la pública despejando las amenazas de nuevos paros aeroportuarios hasta final de año. Desde el sindicato CSIF Aena-Enaire se celebró su salida “tras la desastrosa gestión que ha realizado” y criticaban que se justifique en motivos personales un cese que ha sido “por motivos políticos”. A falta de conocer los términos concretos del acuerdo cuando quede en firme, los sindicatos pedían incrementos salariales acordes al buen rumbo de la empresa y que la creación de 700 puestos de trabajo en Aena y Enaire para compensar las 1.200 salidas a causa del ERE que cerró en 2013.
La tensión entre el Gobierno y el consejo de Aena se vio acrecentada en los últimos meses tras el bloqueo del Gobierno el pasado julio a la opa con Abertis. Tras revertir el rumbo económico de la compañía, Vargas tenía clara la hoja de ruta: abrirse a otros mercados para que Aena pudiera seguir creciendo y privatizar otro pedazo de la compañía, algo para lo que topó con una clara oposición del Gobierno popular. Pero en los últimos años, Vargas no encontró apoyo para continuar la privatización de la semipública, ni para poner un pie en el extranjero y, mucho menos, para entrar en otros negocios cuando vio la oportunidad ante la opa que presentó la italiana Atlantia sobre la concesionaria de autopistas Abertis.
Aunque para presentar una contraopa por Abertis Vargas había logrado el visto bueno del fondo The Children Investment (TCI), el segundo accionista de Aena con un casi un 16% del capital, el Estado a través de Enaire lo bloqueó. La estocada final al plan de Vargas para el gestor aeroportuario.
Vargas al frente de Aena
Desde Fomento, se agradece a Vargas los cinco años de gestión en los que tiene el mérito de haber encauzado el rumbo de la empresa pública. Bajo su mando, Aena pasó de tener pérdidas superiores a los 220 millones de euros en 2011, a alcanzar beneficios de más de 1.164 millones en el último ejercicio. La reestructuración que diseñó, con un plan de reducción de costes y aumento de los ingresos en los aeropuertos gracias al impulso del plan comercial y de restauración además de la subida de las tarifas aeroportuarias, ayudó a recortar la deuda desde 12.313 millones a algo más de 8.220 millones.
Su paso por Aena marcó otro hito: la salida a Bolsa en 2015. Con esta operación se puso en manos del mercado un 49% de la compañía y, en sus dos años como cotizada, ha multiplicado su valor alcanzando una capitalización de más de 23.100 millones. Una revalorización del 120% con títulos que este miércoles cotizan a 151 euros. Con este movimiento, el Estado captó en Bolsa más de 4.200 millones y colocó a la gestora aeroportuaria entre las mayores salidas a Bolsa del mundo ese año.
Fomento tiene todavía que proponer al que será el sustituto de Vargas al frente de la semipública.