Era un internet rudimentario. Se le veían las costuras. Google era una compañía que empezaba a extender sus dominios aunque no era ni la sombra de lo que es hoy. Mantenía su idílico lema ‘Don´t be evil’ (‘No seas malo’, en inglés). Facebook tenía apenas un año de vida. En ese contexto, a mediados de 2005, Loquo, una comunidad de anuncios clasificados, crecía a gran velocidad. En sus oficinas, ubicadas en Barcelona, coincidían dos jóvenes. Joaquín y Eduardo se conocían de la infancia en dos pueblos vecinos de Alicante. Tras la venta de la compañía española, decidieron ponerse manos a la obra. Panoramio fue su proyecto.
Esa iniciativa, que pretendía geolocalizar fotografías para ilustrar lugares del mundo subidas por usuarios particulares, arrancó en aquel verano de 2005. Se convirtió dos años después en la primera compra de Google en España. El gigante del buscador pagó en junio de 2007 entre 6 y 8 millones de dólares por una compañía que llegó a facturar hasta 40.000 euros al mes por publicidad. Este año se cumple una década de esta operación y EL ESPAÑOL repasa con sus fundadores cómo se cocinó este éxito.
Loquo como arranque
Loquo.com fue, por tanto, el precedente. Era una comunidad de anuncios clasificados de todo tipo. Fue fundada por Ubaldo Huerta, un cubano exiliado a Estados Unidos que, tras unos años en Silicon Valley, aterrizó en Barcelona.
En aquella oficina de la capital barcelonesa aterrizó Eduardo Manchón, un joven psicólogo que había estado dos años y medio trabajando en el equipo de usabilidad de La Caixa y se especializó en diseño de producto. “Empecé a colaborar con él primero de manera informal y luego formal… Era el primer proyecto en España que utilizó Google Adwords”, asegura. “Aprendí muchísimo”, recuerda.
Manchón pensó en Joaquín Cuenca, vecino del pueblo de al lado en Alicante y compañero de instituto. “Era un ‘supercerebrito’, brillante e inteligente y pensé ‘¿Por qué no lo lío en esto de Loquo?’”, explica. En aquel momento Cuenca vivía en París.
Venta a Ebay… ¿Y ahora qué hacemos?
Todo iba viento en popa. Hasta que llegó Ebay. El gigante de la compraventa decidió hacerse Loquo.com en una fiebre compradora para hacerse con todos los clones de la estadounidense Craiglist por todo el mundo. Fue mayo de 2005. Joaquín y Eduardo se quedaron sin proyecto. Pensaron en un primer momento en un sitio de clasificados para Latinoamérica. Pero un mes después Google decidió desbloquear la API de su servicio de mapas Google Maps. Se encendió la bombilla.
La idea fue de Joaquín; él es el Quijote y yo soy Sancho Panza... ¡hizo las carreras de Física e Informática en paralelo!
Gracias a ese movimiento de Google, se podían utilizar los mapas para incorporar contenido. “A nadie se le ocurrió ponerle fotos”, recuerda Manchón. Era el germen de Panoramio, una comunidad online para ilustrar lugares del mundo con fotografías geolocalizadas subidas por usuarios. No fue idea suya, sino de Cuenca: “Él es el Quijote y yo soy Sancho Panza… ¡hizo las carreras de Física e Informática en paralelo!”. En julio iniciaron el trabajo para construir la plataforma. En octubre de 2005, lo lanzaron.
Primeros pasos de Panoramio
El estreno ya tuvo anécdota. Tres días después de estar online, una referencia en Digg, un agregador de noticias similar al español Menéame, tumbó los servidores por una avalancha de tráfico. Había interés. Antes, Eduardo, aficionado a la fotografía, había subido a la plataforma las primeras 500 fotografías del último año sabático que había tenido.
De repente, en diciembre (dos meses después de arrancar), tienen un email de John Hanke. Era el responsable de Google Earth, servicio para ver imágenes de satélite, mapas e imágenes de relieve del mundo, y también fundador de Niantic (desarrollador del juego Pokémon Go). Promocionaron el archivo KML (con el que se cargaban las capas para Google Earth) en su lista principal y eso elevó mucho las visitas diarias y sobre todo las fotografías. “Hubo que montar un equipo, al que se unió mi hermana y su novio, y revisábamos todas las fotos subidas a Panoramio y una vez más tarde aparecían en Google Earth -en aquella época tenía algo menos de 200 millones de usuarios en todo el mundo-“, apunta.
La publicidad era el único modo de sustento. “Nuestro modelo de negocio se basaba en hacer algo popular como Panoramio y monetizarlo con publicidad”, apunta Cuenca. En este sentido, Manchón recuerda que en aquel entonces cada 1.000 páginas vistas se cobraba un dólar a través de Google Adwords.
Primer intento de venta frustrado
En octubre de 2006, fecha en la que ya contaban 55.000 fotografías en su plataforma, Google movía ficha. ¿Por qué no incorporar a esos jóvenes españoles que habían creado Panoramio? El encargado de negociar con ellos fue un hindú “versado en adquisiciones medio sordo”, como rememora Manchón. Fue en una conferencia telefónica, en la que este directivo ofreció cerrar el proyecto para hacerlo dentro de Google. Y era una propuesta que no convencía. “Yo no soy ingeniero, soy un manager de producto y no van a valorar mi perfil”, explica el cofundador.
Después de decirle que no la primera vez, no se enfadaron... se lo tomaron con deportividad
Cuenca mantuvo cinco entrevistas en un día en Silicon Valley. Tras las conversaciones, empezaron a subir la oferta a “cifras más respetables”. No fue suficiente. Tras esa negociación, ambos se dieron cuenta de que estaban sentados encima de “algo grande”. Decidieron seguir. “No se enfadaron, se lo tomaron con deportividad”, apunta Manchón.
Unos meses después, en diciembre, Google decidía lanzar las capas integradas en Google Earth. El lanzamiento fue un miércoles. El viernes, Cuenca se encontraba en una casa rural en la montaña de viaje de placer. Manchón estaba en un mercado de Navidad de Alemania, donde residía. “Recibimos un correo de Hanke diciéndonos que se había caído el servidor”, rememora. Y sí, se había caído. En un día habían multiplicado por 30 los ingresos (1.000 euros en un día) y el tráfico. ¿Qué había ocurrido? El gigante activó por defecto la capa de Panoramio en Google Earth. “El número de fotos se disparó y el crecimiento fue exponencial y brutal”, apunta.
Fue en este momento cuando todos dejaron sus trabajos respectivos. Mantener vivo el sitio web ya era un reto para el equipo. “La avalancha de tráfico era insostenible y Joaquín se encerró hasta que consiguió un algoritmo para que la carga fuera mucho más rápida”, apunta su socio. En aquellos meses, tras la explosión por la incorporación por defecto en Google Earth, la facturación no dejó de crecer (se pasó de algo más de 1.000 euros al mes a 40.000 en un puñado de meses). Panoramio no era ninguna sociedad y los ingresos eran percibidos por sus socios de manera directa.
A la segunda la vencida: entre 6 y 8 millones
Con la incorporación de José Florido, un diseñador web malagueño al que conocían de años atrás que recibió un porcentaje minoritario de las acciones y un pequeño salario, quisieron mejorar el sitio. En enero de 2007, estuvieron presentes en el Mobile World Congress de Barcelona. Y ahí intuyeron que sería difícil que acabaran el año como proyecto independiente. La razón: Fox Interactive, que acababan de comprar Myspace y tenía dinero fresco, se aproximaron a los españoles sin que fructificara en una venta. Finalmente acabó comprando Photobucket.
La avalancha de tráfico era insostenible antes de que Google comprara y Joaquín se encerró hasta que consiguió un algoritmo para que la carga de la página y las fotos fuera mucho más rápida
Sólo dos meses más tarde, cuando la compañía ya estaba facturando decenas de miles de euros al mes, hubo un segundo contacto de Google. Los españoles volaron a Londres para negociar. “Habíamos calculado por lo que se había vendido Loquo o Flickr y el valor por usuario”, apunta Manchón. Fijaron un rango de precios y calcularon cuánto dinero les quedaría de publicidad si Google les ‘desconectaba’ de Earth tras decir que ‘no’ a la oferta. Con esas armas se sentaron a la mesa. Ambos reconocen que no fue difícil alcanzar un pacto. Un acuerdo que se formalizó a finales de mayo de aquel 2007.
¿Cuánto se pagó por Panoramio? Ninguno de los dos ha querido desvelar el secreto. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, el precio estuvo entre los 6 y los 8 millones de dólares. Fue todo en efectivo, sin acciones de por medio. Lo que sí precisa Cuenca es que había una parte fija y una parte que se iba a pagar como bonificación por el primer y segundo año de trabajo en el seno de Google (tras la compra integraban Panoramio dentro y los incorporaban).
Esa bonificación generó alguna complicación económica. Esa parte iba como salario y, por tanto, el impacto fiscal fue alto. Ambos se fueron a vivir a Zurich (Suiza) para trabajar en el seno de una de las grandes oficinas de Google en Europa.
“No vendimos ninguna bici rota”
Preguntado por si era realmente el momento de vender, los dos lo tienen claro. No había marcha atrás. Entienden que, como sucede en algunas ocasiones en proyectos vendidos a gigantes, esta fue una adquisición exitosa y así lo han entendido internamente en Google todo este tiempo. “No vendimos una bici rota”, resume Manchón.
Era el momento de vender; el que Panoramio no llegase más allá fue más culpa mía que de Google
“Es el proyecto más longevo de los que he hecho ha tenido más de diez años de vida en un mundo que ha cambiado muchísimo”, explica Cuenca. Y lo rememora de manera gráfica: “Hablamos de fotografías geolocalizadas con ubicación GPS, que para aquel entonces era una marcianada… ahora hoy todos tenemos un dispositivo GPS en las manos”. “Era el momento de vender; el que Panoramio no llegase más allá fue más culpa mía que de Google”, admite.
Los tres se incorporaron a Google. Contaban con un manager de producto venezolano de 25 años (Cuenca, Florido y Manchón tenían 32 en aquella época) en un equipo con dos catalanes, un sueco, un húngaro y un argentino. No fue una transición fácil, como reconoce Manchón. Y cuenta la anécdota de un correo de Larry Page, cofundador y CEO de Google, asegurando que las fotos cargaban lentas.
Manchón duró dos años; Cuenca, tres años y medio. Y Florido se marchó a los cinco años. “Google es un buen sitio para hacer carrera… como ejemplo, nuestro ‘product manager’ es hoy el responsable tecnológico de Hillary Clinton; pero no me atraía nada una carrera corporativa”, apunta.
Cinco años después, Instagram: ¿Pudo serlo Panoramio?
Años después, en 2015, fue cuando Google planteó cerrar Panoramio, después de que se compartieran 80 millones de fotografías sobre lugares de todo el mundo. El ecosistema había cambiado y el gigante tecnológico quería integrar todos los servicios mejor. “Un product manager un poco prepotente se atrevió a anunciarlo en una entrevista… y montó una revolución con la gente indignada”, apunta Manchón. Tras un primer indulto, que surgió principalmente por un problema técnico que impedía la integración de comentarios, decidió echar el cierre definitivo en 2016.
No hay ninguna queja; era perfectamente legítimo que dentro de la empresa quisieran integrarla mejor con Google Maps
“No hay ninguna queja; era perfectamente legítimo que dentro de la empresa quisiera integrarla mejor con Google Maps”, explica Joaquín Cuenca. Es algo que también respalda su socio: “Era natural; ahora con Street View tienes foto de casi todo y todas vienen con un tag geoposicionado automáticamente por lo que no requieren de una comunidad de fotos manual”.
Años antes, en 2010, surgió una herramienta, Instagram, que tenía las fotos como principal contenido. Una red social que se basaba en compartir imágenes a través del móvil. ¿Qué hubiera pasado si Panoramio hubiera surgido con el ‘smartphone’? “El móvil tardó mucho en tener cámaras decentes; las fotos eran de personas, de fiestas o de eventos… nadie tomaba fotos descriptivas de sitios con el móvil”, apunta Manchón.
Freepik y Mailtrack, el presente
Ahora, Cuenca se bate el cobre para hacer crecer a Freepik (el Google de los gráficos) y Resultadosdefutbol.com, dos startups con sede en Málaga. Por su parte, Manchón trata de ayudar al crecimiento de Mailtrack, fundada por el cofundador de Infojobs, Nacho González-Barros. José Florido trata de consolidar su proyecto Wepoke, con sede en San Francisco (Estados Unidos).
Estos son sus nuevos retos. Mientras logran conquistarlos, siempre podrán decir que fueron los artífices del primero proyecto español que enamoró a Google.