Jordi Gual y Gonzalo Gortázar, presidente y consejero delegado de Caixabank, se han pronunciado hoy sobre la crisis catalana y han dejado claro que defenderán los intereses de sus clientes a cualquier precio y que esa defensa "guiará las decisiones futuras que, en caso de ser necesario, hayan de tomarse".
Hacen una mención específica a "garantizar la integridad de los depósitos", algo que es esencial en el peor de los escenarios. En el más que improbable caso de que se produjese la independencia, los bancos con sede en Cataluña se verían obligados a trasladar la sede social del grupo a una ciudad en el seno de la Unión Europea para garantizar la seguridad de los depositantes y las líneas de liquidez con el BCE. Pero si las presiones bursátiles son elevadas y el precio de la acción se desploma por el "riesgo catalán", podrían verse obligadas a actuar de forma preventiva.
En todo caso, el cambio de sede sólo protegería a los depositantes de fuera de Cataluña. En caso de independencia lo normal sería que, para evitar fugas masivas de depósitos, Cataluña estableciese un corralito, con independencia del origen de la entidad.
En defensa de sus clientes
En una nota interna a sus empleados, titulada 'Huelga y manifestación en Cataluña' han emplazado a sus trabajadores a transmitir este mensaje a sus clientes y a comunicarlo proactivamente.
Aunque en todo momento la compañía deja claro que "respeta" los derechos de huelga y manifestación de sus empleados, asegura que su "único objetivo" como entidad es "proteger en todo momento los intereses de sus clientes, accionistas y empleados, garantizando la integridad de los depósitos".
Recuerda además que el compromiso con la defensa de los intereses de sus clientes ha sido la guía "a lo largo" de su historia.