En la última edición del 'Informe de Estabilidad Financiera Global', la institución internacional destaca los significativos avances de la mayoría de las 30 entidades que reciben la consideración de sistémicas y cuyos activos superan los 47 billones de dólares (casi 40 billones de euros), que en muchos casos han fortalecido su rentabilidad al reorientar su modelo de negocio, fortaleciendo sus balances en un contexto de endurecimiento de las normas y de la supervisión.
Sin embargo, el FMI advierte de que "es posible que alrededor de un tercio del total de bancos de importancia sistémica mundial continúen generando rentabilidades insostenibles, incluso en 2019".
El análisis del FMI señala los bajos niveles de rentabilidad que en 2019 podrían registrar bancos como los japoneses Mitsubishi UFJ Financial Group (MUFG), Mizuho Financial Group (MFG), Sumitomo MitsuiFinancial Group (SMFG), así como los europeos Deutsche Bank, Groupe BPCE, Unicredit Group, Barclays, Standard Chartered y el estadounidense Citigroup.
En este sentido, la institución señala que las grandes entidades estadounidenses registran de media una rentabilidad superior al 8% del coste de capital, mientras que en el caso de los bancos europeos los datos de 2016 son más diversos, observándose entidades con bajos rendimientos, en parte por sus menores progresos a la hora de abordar problemas del pasado.
"Dado que los problemas en tan solo un banco de importancia sistémica mundial podrían generar tensiones en todo el sistema, las medidas de supervisión deben seguir centrándose en los riesgos de los modelos de negocio y en la rentabilidad sostenible", recomienda el FMI.
En el caso de las aseguradoras, la Las compañías de seguro de vida también han venido adaptando sus estrategias de negocio en un entorno de bajos rendimientos tras la crisis financiera mundial. En tal sentido, redujeron las exposiciones heredadas, disminuyeron la proporción de productos con altos retornos garantizados, y buscaron rendimientos más altos en las carteras de inversión. Mientras tanto, los organismos de supervisión tienen que controlar el aumento de la exposición a los riesgos de crédito y de mercado.