Borrell, único integrante de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones en no figurar como acusado, ha asegurado que no participó en la reunión de septiembre de 2015 -que estudió la salida de Benjumea- por motivos profesionales, y que delegó su voto al pensar que los bancos aseguradores de la ampliación no iban a mantener "su exigencia" de relevar al presidente para apoyar la operación.
En cuanto a los contratos de alta dirección suscritos por Benjumea y su consejero delegado, Manuel Sánchez Ortega, en febrero de 2015, ha asegurado que le consta que ninguno "estaba muy satisfecho del cambio, ya que hubieran preferido seguir con el anterior" de carácter laboral y que reconocía indemnizaciones de hasta 14 millones, a las que tuvieron que renunciar por exigencias legales.
En concreto, ha indicado que la bonificación por permanencia, por la cual el expresidente percibió 7 de los 11,4 millones de euros es un concepto presente en Abengoa desde 2011 y que fue abonada tal como figuraba por contrato.
De igual modo, ha señalado que su compañero en la Comisión, Antonio Fornieles, le comunicó que el presidente de Santander España, Rodrigo Echenique, puso como "condición casi inexcusable que Benjumea dejara la Presidencia y el Consejo, y que fuera sustituido por una persona que ya tenían pensada", en alusión al expresidente de Indra Javier Monzón.
"Yo le he preguntado muchas veces a Fornieles por eso. Me dijo que la respuesta del señor Echenique fue:'es una decisión tomada, no hace falta que la discutas, pues es así y basta'", ha apuntado a preguntas de la Fiscalía.
Una versión opuesta a la ofrecida por el vicepresidente del grupo Santander, que si bien al comienzo de esta sesión ha reconocido que trasladó al expresidente "la falta de confianza en su gestión" por parte del sector financiero, ha matizado que se trataba de una "observación del mercado" y que no impuso su cese al carecer de potestad sobre el Consejo de Administración.
El exministro socialista ha insistido en que Abengoa "era una empresa en plena expansión, con máximos históricos en ventas y una tecnología sin rival", y ha afirmado que la situación patrimonial "era buena hasta las tensiones de liquidez", las cuales ha fechado en julio de 2015, cuatro meses antes del preconcurso de acreedores.
Al respecto, ha reprochado que se critique la gestión y no se diga que "había reducido su endeudamiento un 25 % durante 2015, que pasó de 600 a 3.000 millones de fondos propios y que por primera vez tenía fondo de maniobra positivo".
En su opinión, la multinacional estaba "en máxima expansión y con el viento de frente, pero el viento cayó" con el abaratamiento del petróleo, la crisis financiera en Brasil -uno de los principales mercados de la compañía- y el recorte de las ayudas públicas a las energías renovables.
La Audiencia Nacional juzga desde el lunes a cinco miembros de la antigua cúpula de Abengoa, entre ellos a Benjumea y a Sánchez Ortega, para quienes la Fiscalía pide cinco años y cuatro años y tres meses de cárcel por presunta administración desleal.