El banco, que trasladará su sede central de Suecia a Finlandia el próximo año, despedirá hasta 2.000 consultores y 4.000 empleados en general. Este plan tendrá un impacto negativo durante al menos cuatro años en sus cuentas, mientras que concretamente en el cuarto trimestre prevé que asciendan a 150 millones de euros.
Para el conjunto de 2018, la entidad espera que los costes totales, incluidos los de la transformación, sean aproximadamente de 4.900 millones de euros, los cuales estima que se vayan reduciendo hasta los 4.800 millones de euros en 2021.
"Nordea necesita reducir estructuralmente sus costes y aumentar su eficiencia, así como convertirse en un banco verdaderamente digital", aseguró el consejero delegado de Nordea, Casper von Koskull.
Los ingresos operativos de Nordea ascendieron a 7.241 millones de euros durante los nueve primeros meses del ejercicio, un 1% menos en relación al periodo equivalente de un año antes.
En el tercer trimestre, el banco contabilizó un beneficio neto atribuido de 832 millones de euros, un 6,3% menos que entre los meses de julio y septiembre de 2016. La cifra de negocio operativa, por su parte, se situó en 2.373 millones de euros, un 3,8% menos.