En los primeros nueve meses de 2016, la reaseguradora había obtenido un beneficio neto de 3.000 millones de dólares (2.574 millones de euros).

Las catástrofes más graves fueron los huracanes Harvey, Irma y María, que entre agosto y septiembre afectaron a Estados Unidos y a varias islas del Caribe, así como los dos terremotos que sacudieron México hace dos meses.

También influyeron en este resultado el ciclón Debbie en Australia y las inundaciones que se registraron en Perú en la primera mitad del año.

Los costes totales vinculados a esos desastres se elevan a 3.600 millones de dólares (3.090 millones de euros) para la compañía suiza, según indicó en un comunicado.

Bajo las actuales condiciones, Swiss Re proyectó que las solicitudes de indemnización relacionadas con catástrofes naturales se elevarán casi a 4.000 millones de dólares (3.433 millones de euros), aunque garantizó que sus fondos propios son suficientemente sólidos como para afrontar esta etapa.

En esta línea, comunicó que el próximo viernes lanzará un programa de compra de sus propias acciones por un valor aproximado de 1.000 millones de dólares (859 millones de euros).

«Las graves catástrofes que han ocurrido este año han tenido un claro impacto en nuestros resultados, pero al mismo tiempo somos capaces de absorber las pérdidas y de unir fuerzas con nuestros clientes para ayudar a la gente y a los negocios a ponerse de pie nuevamente», indicó el consejero delegado del grupo asegurador, Christian Mumenthaler.

Sostuvo que esta situación es la mejor prueba de que la estrategia de Swiss Re de asegurar una capitalización superior en todo momento es la correcta.

«Creemos que tenemos la fortaleza financiera para responder a potenciales evoluciones del mercado y nos mantenemos comprometidos con crear valor de largo plazo para nuestros accionistas», indicó Mumenthaler.