La empresa de telecomunicaciones Eurona, cotizada en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) trabaja ya para integrar sus actividades, centrarse en sus negocios más rentables, constituir un consejo más independiente y enderezar el rumbo de una empresa que, pese a las dificultades que ha vivido en los últimos tiempos, tiene argumentos para reflotar. ¿Su objetivo? Convertirse en una empresa relevante para llevar Internet allí donde otros no llegan.
Sin embargo, a punto estuvo de quedarse por el camino por culpa de Carles Puigdemont y de las autoridades catalanas que forzaron el desafío soberanista durante un mes de octubre aciago para las empresas y lleno de incertidumbres.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL de fuentes próximas a la operación, la operación de financiación con Magnetar, una suerte de préstamo convertible que recuerda al de Providence y MásMóvil, estaba a punto de firmarse cuando la gestora de fondos decidió echar el freno para ver qué sucedía en el simulacro de referéndum sin garantías del 1-O.
Idas y venidas
El resultado, una respuesta de los fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que fue percibida como excesiva por la prensa internacional, pese a que el balance de hospitalizados no encajaba con el número de supuestas víctimas comunicados por la Generalitat.
Sin embargo, bastaron las imágenes del día, combinadas con las que se difundieron de intervenciones policiales anteriores, para introducir una cautela adicional en los directivos de Magnetar, que por primera vez no tenían claro si a los propios riesgos operativos de la operación había que añadir o no el riesgo país.
A partir de ahí, los directivos de Eurona y los asesores trabajaron para tranquilizar a Magnetar utilizando dos argumentos fundamentales. El primero, que el cambio de sede reduciría la incertidumbre. El segundo, que sólo un 3% de la facturación del grupo depende de Cataluña.
Para eso fue clave la decisión de trasladar la sede social desde Barcelona hasta Madrid, que se entendió incluso por parte de los trabajadores catalanes de la compañía. Hasta el más independentista entendió que era la bolsa o la vida. O había mudanza o se quedaban sin trabajo.
Sorpresas de última hora
En aquel momento todavía parecía que Puigdemont se avendría a razones y no declararía la independencia, pero el carácter impredecible del ‘Molt Honorable’, detenido este domingo en Bélgica, aún tenía que deparar alguna sorpresa. Al final, la única forma de tranquilizar a la gestora fue presentarle un escenario con una posible república catalana en el horizonte, dejando claro que el crecimiento económico español permitiría aguantar carros y carretas.
Finalmente se cerró la operación y la compañía que dirige Fernando Ojeda, cotizada en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), prepara su futuro desde Madrid y ha nombrado un consejero independiente con amplia experiencia y credibilidad en el sector de las telecomunicaciones, Belarmino García.
La compañía traslada sus operaciones principales a sus oficinas de Rivas, desde la que su primer objetivo será la reorganización de las operaciones e integrar las compañías que ha ido comprando en los últimos meses.
Eurona Telecom es una operadora independiente que ofrece servicios de telefonía y acceso a Internet. Se trata de un “operador de última milla” que utiliza tecnología de radio para desplegar infraestructuras en zonas donde el resto de operadoras convencionales no les resulta ni atractivo ni rentable. Uno de sus activos principales, aunque de monetización aún no demasiado clara, es su licencia de 3,5MHz, que permite ofrecer internet a alga velocidad en núcleos de población con menos de 100.000 habitantes.
La compañía catalana ganó recientemente el concurso para prestar el servicio de internet vía wifi en todos los aeropuertos de la red de Aena en España a partir del otoño y durante dos años, con la posibilidad de una prórroga de un año más. Este año también ganó el contrato para ofrecer internet por satélite y wifi a los clientes de Balearia.