El beneficio bruto de explotación (ebitda) alcanzó los 31,9 millones, lo que supone un descenso del 8,4 % respecto a los nueve primeros meses del año pasado.
Este descenso se debe principalmente a la evolución del negocio inmobiliario por la reducción de la actividad en Perú.
La cifra de negocio del grupo se incrementó un 12,5 %, hasta situarse en 493,2 millones, gracias a la actividad de construcción, que aumentó su facturación un 14 %, hasta 431 millones.
Esta cantidad representa el 87,6 % del total de la cifra de negocio, frente al 86,3 % del ejercicio anterior.
El mercado internacional supone el 57 % de la facturación del grupo, frente al 63 % de un año antes.
La cifra de negocio de la división de energía aumentó un 10,5 %, hasta 8,8 millones, y la del área de concesiones y servicios creció un 23,4 %, hasta 35,4 millones.
El área inmobiliaria facturó un 62,9 % menos, hasta 4,9 millones, y la cartera de pedidos también experimentó un descenso del 7,1 % respecto al cierre del año pasado y se situó en 1.754 millones.
La deuda financiera neta cerró el tercer trimestre en 96,4 millones, por debajo de los 97,1 millones registrados al término de 2016.