El resultado neto ajustado de la 'utility' germana entre enero y septiembre alcanzó los 965 millones de euros, una cifra que supone una mejora del 50,5% respecto del mismo intervalo del ejercicio precedente.
Las ventas de E.ON en los nueve primeros meses del año disminuyeron un 0,9%, hasta 27.937 millones de euros, mientras que la deuda neta de la compañía sumaba a 30 de septiembre 19.699 millones, un 25,1% menos.
En el tercer trimestre del año, E.ON registró pérdidas de 166 millones de euros, lo que supone reducir un 81,8% los 'números rojos' correspondientes al mismo periodo de 2016, mientras que las ventas de la compañía sumaron 8.354 millones, un 5,2% más.
"Todas las cifras clave están en línea con nuestros planes", declaró el director financiero de la compañía, Marc Spieker, quien reafirmó las proyecciones para el conjunto del ejercicio, cuando E.ON confía en lograr un Ebit de entre 2.800 y 3.100 millones de euros, mientras su beneficio neto ajustado se situará en una horquilla de entre 1.200 y 1.450 millones.
Asimismo, E.ON indicó que empleará la flexibilidad proporcionada por el fortalecimiento de su balance y su flujo de caja a elevar su ratio de 'payout' desde el actual rango de entre el 50% y el 60% al 65% para 2018.
"Estamos trabajando duro en el diseño de la estrategia para el crecimiento futuro de E.ON. A principios de 2018 detallaremos los objetivos sobre dónde y cómo puede crecer E.ON en los próximos años, junto a nuestra nueva política de dividendos", añadió Spieker.