La salida de la crisis y el actual crecimiento de la economía española -por encima de la media que se registra en los países de nuestro entorno- parece difícil de entender sin el papel que han jugado las multinacionales.
Esas 12.000 grandes corporaciones que capitalizan un tercio de la actividad económica de España, facturan cerca de 500.000 millones de euros y dan empleo directo a 1,4 millones de trabajadores y a otros tantos de manera indirecta.
Cifras que ponía sobre la mesa Adolfo Aguilar, presidente de la asociación Multinacionales por marca España, organizador de la cuarta edición del congreso anual ‘Competitividad de la economía española. El papel de las multinacionales’, inaugurado por el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis. El ministro destacaba el “magnetismo de España” para la inversión extranjera, como lo pone de manifiesto ese incremento del 22% registrado en 2016, “por encima de la UE y el G-20”, apostillaba.
Cataluña, un riesgo para la imagen y reputación de España
Como no podía ser de otra manera, el desafío separatista que se vive en Cataluña también sobrevolaba la celebración de este evento, aunque fuera de soslayo. “La imagen y la reputación de España están en riesgo por la situación política que atravesamos”, apuntaba el presidente de la asociación organizadora del congreso.
En la misma línea, el catedrático y presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Emilio Ontiveros, señalaba que “España tiene todavía potencial de crecimiento si no nos complicamos en exceso con asuntos geopolíticos”.
Sobre este asunto, el economista cree que la existencia en España de "redes de seguridad", como la pertenencia a la Unión Europea, “minimizan los riesgos políticos que, de haberse producido hace 25 años, nos hubieran abocado a una situación mucho más adversa”. Coberturas que llevaban a Ontiveros a concluir que “Cataluña no va a poner en peligro el mercado empresarial español”.
El propio Ontiveros, antes de dar paso a la primera mesa de debate del congreso, enmarcaba el papel de las multinacionales en España, como catalizadoras del aumento de dotaciones de capital físico, tecnológico y humano, y, también, como organizaciones que han sabido dar un uso inteligente de ese capital para “optimizarlo adecuadamente”.
Multinacionales, generadoras de "colesterol bueno"
Optimización que, entiende el presidente de AFI, se traduce en su capacidad para generar “colesterol bueno” para la economía española. Y, al respecto, resaltaba cómo un pequeño número de empresas acaparan el 25% de la inversión en I+D en España. “Esto son palabras mayores”, destacaba.
De cara al futuro, el catedrático de Economía confía en que España “seguirá siendo uno de los 10 países con capacidad de atraer inversión exterior directa”, y, en ese sentido, comentaba que “el stock de la inversión externa está creciendo no solo con entradas nuevas, sino también con reinversiones”. Inversiones que inciden directamente, según Ontiveros, en que “haya pocas economías, como la española, capaces de que sus exportaciones aporten un 32% al PIB, como sucederá en 2017”.
Las pymes españolas se abren hueco en el exterior
En esa primera mesa de debate del congreso, Íñigo Churruca, director general de ING de Banca Mayorista para España y Portugal, quiso romper una lanza en favor de esas pymes españolas que, con su propio know how, han aprovechado las ayudas a la exportación para abrirse camino con éxito en campos tan diversos como la alimentación o la biotecnología.
Sin referirse a ella, Churruca destacaba a la empresa catalana Europastry, pionera en la fabricación de masas congeladas para panadería, como uno de los grandes proveedores de Dunkin Donuts. “No solo fábrica donuts desde España, también lo hace desde su nueva fábrica en Holanda”, explicaba el directivo del banco holandés.
De cara a aumentar la competitividad de las empresas españolas, Héctor Flórez, socio director de Consultoría de Deloitte, estimaba que España debe evolucionar hacia un “modelo económico de mayor valor añadido, que pasaría, entre otras cuestiones, en aumentar la inversión de I+D, para acercarnos del actual 1% del PIB al 3% que se alcanza en Alemania.
Defensa de la 'cultura hacker'
En la segunda mesa de debate del congreso, que abordaba el tema de la “Transformación digital e innovación, ejes del desarrollo en España”, Irene Cano, directora general de Facebook España, aprovechaba para defender la ‘cultura hacker’. “Es bueno copiar con orgullo y estamos en constante innovación con grupos de trabajo eficientes para acabar con los procesos ‘antiprocesos’ burocráticos de muchas empresas”, explicaba la directiva.
Y respecto a la innovación digital interna en la empresa, la responsable de Facebook apuntaba que “lo tenemos relativamente sencillo. El fundador de la empresa y el CEO son millennials”, decía. Un grupo de personas que, según Cano, hoy acaparan el 30% de las compras en el mundo, y que llegarán al 70% en el futuro. “Son generaciones, tanto la Z como la Y, que no conocen el mundo sin móvil y redes sociales, y que no tienen ninguna aversión al riesgo”.
Respecto al déficit digital de los españoles, Irene Cano exponía con crudeza el dato de que en España el 23% de los trabajadores no tiene competencias digitales, muy por encima del 15% de media de los países de la OCDE.
José Antonio Marina: En España la educación no interesa
El congreso finalizaba con una tercera mesa, que analizaba los retos educativos de España para mejorar el empleo y el talento en los próximos años. Como preámbulo, el escritor y pedagogo José Antonio Marina se mostraba muy crítico.
“En España la educación no interesa a nadie. Solo a los padres. No aparece entre las preocupaciones de los españoles, y solo nos acordamos de ella cuando salen los informes PISA”. En este contexto, cree Marina que “el sistema educativo en España no es malo. Es mediocre y está paralizado. Desde que se mide PISA no nos movemos. Siempres estamos igual”.
Ya en la mesa, Francisco Ruiz Antón, director de Políticas Públicas y Asuntos con el Gobierno de Google España y Portugal, llega a la conclusión de que sectores como la educación, la agricultura y la sanidad “todavía no han experimentado la revolución digital”. Y, en el caso de la educación, piensa el responsable de Google que “no se trata de tener tablets, sino de pasar de un modelo cerrado de aprendizaje a otro que enseñe lo que realmente se necesita aprender”.