La empresa ha presentado hoy a la CNMV su nuevo plan de transformación, cuyas líneas generales adelantó en la junta de accionistas del pasado junio. Para llevarlo adelante, fichó en febrero a Guillermo Ulacia, que ha pasado a ser el nuevo presidente.
El año pasado, la firma tuvo uno de los peores resultados de su historia: la cifra de negocio cayó a 195 millones, el Ebitda se situó en 15 millones negativos y el resultado neto final alcanzó los 50 millones de pérdidas. El primer semestre de este año también ha dado un resultado negativo de 8 millones.
Para darle la vuelta, ha presentado este "plan de transformación global de 360 grados", que persigue mejorar la actividad comercial, incrementar la eficiencia de las operaciones, mejorar productividad, ganar flexibilidad y reducir las necesidades de inversión de capital.
Como fabricante de tuberías para las prospecciones petrolíferas, el año pasado sufrió el desplome de los precios del petróleo. La firma calcula que su Ebitda base, calculado sobre los precios del 2017, debería ser de unos 25 millones de euros anuales.
Sobre esta base, calcula un potencial de mejora del resultado operativo de 45 millones de euros en un plazo de 24 meses.
De esos 45 millones, 15 esperan conseguirlos potenciando una gestión comercial orientada al margen de beneficios. Por ejemplo, centrándose en la alta gama de tubos, con la simplificación de la cartera o la venta al cliente final -actualmente vende el 90 por ciento a través de distribuidores-.
Los otros 30 millones espera lograrlos con una reducción de costes de explotación, bajando un 10-12 % el coste por tonelada fabricada. Para ello invertirá en formación de su plantilla y en la reducción del absentismo.
El plan no dice nada de una reducción de plantilla, aunque los sindicatos han advertido de que se pretende una supresión de puestos eventuales y contratas.
Financieramente, Tubos quiere reducir en 35 millones el capital circulante -sobre todo, con reducciones del inventario de los productos- y dejar en 10 millones el Capex (el gasto en bienes de equipo).
Esta limitación al mantenimiento se debe a que han invertido 150 millones en los últimos tres años y "tenemos que sacar partido a lo ya invertido", como se explicó en la junta de accionistas.
Con ello espera conseguir una generación de caja de 105 millones en los próximos dos años, que le permita alcanzar niveles de rentabilidad (EBITDA) del 17-20 %, conseguir una rentabilidad del 7 por ciento sobre el capital invertido (ROCE) y hacer frente al cumplimiento de sus obligaciones financieras.
En mayo firmó un préstamo sindicado con once entidades financieras para "reordenar" su deuda, que asciende a 207 millones de euros, y un acuerdo adicional por 90 millones para financiar el circulante.
El plan enviado hoy a la CNMV ya se ha comenzado a ejecutar, con 33 iniciativas puestas en práctica. Restan casi 300 de implementar en los próximos dos años para alcanzar los objetivos.