Al término de los nueve primeros de 2017, las cuentas de Corporación Financiera Alba, la sociedad a través de la que la familia March vehicula su cartera de inversión, presenta algunos claroscuros.
Es verdad que se apuntaba unos beneficios de 462 millones de euros, pero solo por los últimos coletazos de su inversión en la constructora ACS, con la venta, a principios de 2017, del último 7,52% que le quedaba en el grupo presidido por Florentino Pérez, yque le reportaba 743 millones de euros y unas plusvalías de 355 millones.
Esta operación venía a cerrar definitivamente una inversión, de casi dos décadas, en la que Corporación Alba llegó a ostentar el 25% de ACS, pero que quedó rota en 2012, cuando la participación en Iberdrola de ACS provocó que Alba cerrara ese ejercicio con unas pérdidas de 300 millones de euros.
Fue el detonante definitivo para la estampida de los March de la constructora. No fue inmediata, sino realizada con cuentagotas, a través de ventas controladas cada año, hasta la definitiva acometida el pasado mes de febrero.
Cambio de etapa en 2018
Última desinversión en ACS que a Corporación Alba le dará todavía para presentar unos lustrosos beneficios, superiores a 500 millones de euros, al cierre de 2017 -aunque sea con algunas ventas de activos de su cartera-, pero que en 2018, ya sin esas ventas recurrentes de acciones de la constructora, requerirán de un revulsivo para que las cuentas vuelvan a salir y la familia March pueda seguir, como hasta ahora, repartiéndose dividendos anuales de 38 millones de euros, solo a través del 65,2% del capital con el que cuentan en esta sociedad patrimonialista.
Por dinero no va a ser. Las plusvalías -básicamente las de ACS- han dejado en la caja de Corporación Alba 1.100 millones de euros para abordar una o varias inversiones en valores consistentes, que garanticen el cobro de dividendos anuales. En esa búsqueda quedan al margen las entidades financieras -con la Banca March ya tienen suficiente-, y se centran, sobre todo, en localizar empresas que puedan tener recorrido a medio y largo plazo.
Difícil búsqueda de nuevos activos
No les está resultando nada fácil a la familia mallorquina esta búsqueda, como lo prueba la entrada este año en dos sectores un tanto atípicos, como el gas propano canalizado en Portugal (Gascan), la gestión de subproductos vitivinícolas (Alvinesa) o las soluciones tecnológicas para el sector pesquero (Satlink). Casi 41 millones de euros invertidos a través de segundo fondo gestionado por Artá Capital.
Además de estas compras, Corporación Alba invertía 163 millones para aumentar sus participaciones en tres de sus empresas participadas. Casi 93 millones para aumentar, hasta el 18,19%, su capital en Parques Reunidos. Algo más de 46 millones en acciones de Ebro Foods, hasta el 11,5%, y otros 24 millones para aumentar, hasta el 10,94%, su presencia en Euskaltel.
Ventas y compras
De manera paralela, además de los 743 millones cobrados por la venta del 7,52% de ACS, a lo largo de los primeros nueve meses del año, Corporación Financiera Alba se deshacía del 19,75% en Flex por 59,2 millones -con plusvalías de 40 millones-, del 20% en Clínica Baviera por 32,9 millones, en el marco de la OPA formulada por Aier Eye, y tres inmuebles en Madrid por 40,6 millones.
Además, el pasado 18 de septiembre, a través de la sociedad capital riesgo Deyá Capital, Alba alcanzaba un acuerdo para salir del negocio de residencia de estudiantes, con la venta del 32,75% de EnCampus y el 34,88% de Sirera. También, el pasado lunes, coincidiendo con la presentación de resultados, Alba anunciaba su salida total de la empresa Panaderías Navarras (Panasa), con la venta del 26,5% por 87 millones de euros, que dejarán en las arcas de la patrimonial de los March casi 55 millones de plusvalías.
Caída en picado de las plusvalías latentes
La salida definitiva de ACS y el errático comportamiento bursátil de sus, ahora, siete empresas cotizadas (Acerinox, Bolsas y Mercados Españoles, Ebro Foods, Indra, Euskaltel, Viscofan y Parques Reunidos), han dejado las plusvalías latentes de esta cartera reducidas a 77 millones de euros hasta el 30 de septiembre, cuando al cierre de 2016 ascendían a 342 millones.
Ahora, el valor en libros alcanza los 2.062 millones, mientras que el valor bursátil se sitúa en 2.140 millones, casi 700 millones menos del valor de mercado que marcaban el 31 de diciembre de 2016.