El fabricante de ordenadores taiwanés Acer ha decidido ir hasta el final para batallar en los tribunales una sanción fiscal. La compañía ha recurrido ante la Audiencia Nacional el pago de 1,2 millones de euros tras una inspección de la Agencia Tributaria en 2013. Entretanto, la filial española ha provisionado esa cantidad junto con 300.000 euros por los posibles intereses de demora.
Todo arrancaba en 2010. Hacienda iniciaba una inspección para los periodos 2006 a 2008 para el Impuesto de Sociedades, IVA y el IRPF. Tres años después, se cerró. Para los dos últimos, el importe neto pagado por la compañía “no fue significativo”, según explica en la memoria anual de las cuentas recién presentadas en el Registro Mercantil.
El problema estaba en el Impuesto de Sociedades. La filial firmó un acta de disconformidad y presentó una alegación al Tribunal Económico-Administrativo. A continuación, provisionó 1,2 millones de euros, la cantidad que reclamaba Hacienda. Tres años después, en diciembre de 2016, el organismo desestimaba las alegaciones.
En febrero de este año la sociedad ha decidido seguir adelante en el proceso judicial, como ya hicieran otras compañías tecnológicas como Microsoft -que tiene dos sanciones que suman 30 millones de euros recurridas ante los tribunales-. ¿Cómo? Interpuso un recurso contencioso-administrativo ante la Audiencia Nacional, estando pendiente de resolución a la formulación de las cuentas, a mediados de año.
La estructura fiscal
¿Cómo es la estructura? Acer Computer Ibérica SA se constituyó en 1995. Primero su socio único fue la matriz taiwanesa. Dos años después pasó a ser Acer Southern Europe SA, en Francia. Y desde hace años Acer Europe BV, en Holanda (con una fiscalidad muy favorable), es la dueña.
¿Cuál es su funcionamiento? La compañía distribuye sus productos -principalmente ordenadores- que compra a Hacer Europe AG, compañía radicada en Suiza. Con esta tiene un contrato de distribuidor, similar al que tiene EA, creador del videojuego Fifa y también investigado por Hacienda. Sólo en 2016, las compras sumaron 106 millones de euros, según la memoria.
Con esa estructura fiscal, durante los dos últimos ejercicios (2015 y 2016) la compañía ha abonado apenas 140.000 euros de Impuesto de Sociedades, pagado en base a los beneficios logrados por su actividad. En ese mismo periodo las ventas totales ascendieron a algo más de 320 millones de euros.
Ingresos desplomados
Este movimiento ante Hacienda llega justo después de un ejercicio muy complicado para la empresa tecnológica. Durante ese 2016, las ventas se desplomaron desde los 208 millones de euros a los 115 millones. Algo más de un 40% de descenso en tan solo un ejercicio. Pese a la caída de ingresos, no ha incurrido en pérdidas debido a que la compra de mercaderías (productos tecnológicos para posteriormente distribuir) se ha reducido al mismo ritmo.
“El objetivo era mantener las cifras de volumen de 2015 pero no se ha podido conseguir por la situación de mercado”, admite. La consultora IDC puso cifras a este desplome: Acer se relegó al cuarto lugar en cuota de mercado, sustituida por Asus, la marca que más creció (un 27%).
¿Qué ha llevado a esta caída? Aduce dos factores. En primer lugar, la congelación de las ventas en el mercado después de que en 2015 crecieran más de un 2%. En segundo lugar, la disminución del precio medio de las ventas de ordenadores portátiles en el sector. ¿Qué ha provocado? “Acer ha tenido que realizar importantes inversiones en promociones y reposicionamientos de producto para poder seguir estando en una posición competitiva respecto a la competencia, tal y como ha venido sucediendo en los últimos años”, asegura.
De cara al año 2017, la empresa prevé incrementar la facturación un 15% e incrementar la penetración de la marca en los segmentos de la gama profesional. Busca hacer una “fuerte inversión” en la comercialización de sus productos en su versión de ‘gaming’ (especiales para videojuegos).