La salida de depósitos del Banco Popular en los meses previos a la resolución de la entidad es un hecho. Según datos de la Asociación Española de Banca (AEB), la entidad sufrió la fuga de unos 13.500 millones de euros en depósitos de clientes desde el cierre de diciembre de 2016 hasta el cierre de mayo de este año (la entidad fue intervenida el 7 de junio). Un movimiento de fuga que se aceleró en los días previos a dicha intervención.
Pero la cifra que acumulan los movimientos de minoristas, empresas e instituciones fue algo más elevada. El acta del último Consejo del banco, fechada el 5 de junio, reconoce que en el año los depósitos cayeron en 17.133 millones de euros, de los que 16.153 millones salieron en el segundo trimestre y, de esa cifra, 5.742 millones entre el 1 y el 2 de junio, un 33% del total.
Ya se sabe que en esta retirada influyó, y mucho, la salida de los depósitos que organismos como Sareb, comunidades autónomas o algunos fondos mantenían en la entidad. Y no solo por la desconfianza sobre el futuro del banco. Sino porque, en el caso de los fondos, por folleto no podían invertir con el empeoramiento del rating de la entidad, tal y como en el mes de junio explicó el propio ministro de Economía, Luis de Guindos.
En diciembre de 2016, Sareb mantenía 634 millones de euros en depósitos en Popular. Cifra que mantenía a cierre de marzo de 2017 (633 millones de euros) y que deshizo a cero en las jornadas previas a la intervención. Con mayor cifra de depósitos por encima del `banco malo¿, aparece la Comunidad Autónoma de Canarias, con 702 millones de euros a cierre del pasado año, que redujo a la mitad en marzo y a cero en junio.
Pero hubo otros grandes inversores que, a juzgar por los datos, parecieron confiar en otro final posible para el Popular. Se trata además de las dos con mayor cantidad de depósitos en la entidad. La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) mantenía el 5 de junio de este año 1.342 millones de euros depositados en el banco, frente a los 1.746 millones de diciembre 2016. Por su parte, los depósitos de la Tesorería General de la Seguridad Social ascendían antes de la resolución a 1.455 millones (frente a los 1.004 millones de cierre del año anterior).
Otra de las grandes instituciones que salió mal parada con la resolución del banco fue la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado, que aunque redujo sus depósitos en Popular a 505 millones de euros, desde los 741 millones de marzo, siguió teniendo una posición más elevada que los 448 millones registardos a cierre de 2016. Entre los datos, sorprende la salida de otros grandes como la aseguradora Allianz, con la que Popular mantiene un acuerdo para su negocio de gestión de activos. La firma sacó otros 214 millones de euros, pasando de unos depósitos de 327 millones de euros a finales de 2016 a los 113 millones que registraba el 5 de junio.
En el acta del Consejo, los directivos del banco reconocen que la retirada de estos saldos supuso un duro varapalo para el banco. Pero hay muchos más nombres en la lista de depositantes con más de 100 millones de euros en la entidad. Entre los más curiosos, destaca Mercadona. La cadena presidida por Juan Roig no solo no redujo su exposición al banco a través de los depósitos que allí mantenía, sino que la aumentó. Según el documento del Consejo, a cierre de 2016 la empresa mantenía 122 millones de euros depositados en Popular, cifra que aumentó hasta los 130 millones de euros en marzo y a 132 millones a fecha de 5 de junio.
Roig no estuvo en ese momento tan atento como su competidor DIA. La compañía de supermercados redujo en marzo sus depósitos en Popular a cero, desde los 129 millones de euros con los que contaba a cierre del pasado año. Una situación similar a la de otras firmas como Dragados, Enaire, CEPSA o Adif, todas ellas recortando a cero sus depósitos en Popular antes de la decisión de la Junta Única de Resolución.
En total, de los 33 grandes inversores con depósitos en Popular, 18 los redujeron a cero justo antes de la liquidación del banco. Entre ellos, muchos fondos de inversión, previsiblemente obligados por folleto ante el deterioro del rating del banco. El fondo CaixaBank Equilibrio redujo de 220 millones a 170 en marzo, y a cero en junio, del mismo modo que hicieron el fondo monetario Imantia Fondepósito, el Fondo Naranja de renta fija de ING o el Renta Fija Corto Plazo de Bankinter. Resulta curioso que el fondo Cartera Óptima Prudente, gestionado por Allianz Popular, esté entre los que ampliaron su exposición al banco vía depósitos en 48 millones de euros, pasando de 262 millones a cierre de 2016 a 310 en las semanas previas a la resolución.