S&P, que también ha elevado la calificación de la deuda a corto plazo de Repsol de A-3 a A-2 (de calidad satisfactoria a buena) también con perspectiva estable, ha destacado que la reducción de la deuda, junto a una fuerte y continua generación de flujo de caja operativo, deberían dar como resultado unas métricas de crédito acordes con la nota BBB (aprobado) durante los próximos dos años.
Con esta calificación, la deuda a largo plazo de Repsol se sitúa dos escalones por encima del bono basura.
La agencia de medición de riesgos ha explicado que otorga una perspectiva estable a sus calificaciones de deuda de Repsol al considerar que la petrolera continuará siendo cautelosa en sus inversiones y en el pago de dividendos, de acuerdo con las condiciones del mercado.
Asimismo, espera que la compañía mantenga su ratio fondos operativos/deuda por encima del 40 %.
En julio de este año, S&P revisó la calificación de Repsol de estable a positiva por la mejora en las condiciones del mercado de petróleo y las reducciones de deuda de la compañía.
S&P dice que ha continuado observado una solidez en las operaciones de Repsol, especialmente del segmento de 'downstream' (refino y comercialización) y espera que esto continúe en 2018.
La nueva revisión de S&P sitúa su calificación crediticia en el mismo nivel que ya le habían otorgado Fitch y Moody's, dos escalones por encima del denominado 'bono basura'. EFECOM
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