En total, el sector financiero español ha emitido hasta cierre de noviembre 24.600 millones de euros, a lo que habría que sumar otro tipo de emisiones en otras divisas como los 1.000 millones de dólares que BBVA captó el pasado 16 de noviembre en deuda Additional Tier 1, o los 95.900 millones de yenes (unos 700 millones de euros) que Banco Santander colocó en bonos samuráis a principios de diciembre.
La entidad presidida por Ana Botín ha sido precisamente protagonista este año al abrir también el camino en otras novedosas operaciones como las de deuda senior non preferred, realizando la primera de su especie a principios de año para captar 1.500 millones de euros. Una colocación que se realizó incluso antes de que se aprobara la ley sobre este tipo de instrumentos en el mercado nacional.
Fue precisamente en estos seis primeros meses del año cuando las grandes entidades estuvieron más activas en cuanto a emisiones de deuda. Según datos recopilados por SG CIB, el sector financiero español colocó 17.200 millones de euros en 19 operaciones sindicadas (colocaciones privadas excluidas), notándose especialmente el incremento en las operaciones de subordinada. ¿Los bancos han aprovechado para fortalecer sus posiciones de capital para cumplir con el marco regulatorio, con estas operaciones que han tenido una buena acogida entre la base inversora¿, explican desde la firma, asegurando que en los seis primeros meses del año ¿hemos visto libros sobresuscritos que han permitido reducir en muchas ocasiones el precio de la emisión¿.
A este respecto, ponen como ejemplo la operación de deuda subordinada AT1 realizada por CaixaBank en febrero, de 1.000 millones de euros, y que recibió una fuerte demanda inversora de 3.400 millones de euros.
¿A medida que los bancos grandes emiten, el resto les siguen¿, añade Adolfo Estévez, managing director de Axesor Rating. Así se ha visto en entidades como Liberbank, que captó 300 millones de euros en una emisión de deuda Tier II el pasado 7 de marzo. Tres meses antes de la resolución del Popular y de las dudas sobre si la entidad surgida de la fusión de Cajastur, Caja de Extremadura, Caja Castilla-La Mancha y Caja Cantabria, seguiría el mismo destino que el banco resuelto.
El mejor momento para reforzar capital
Los expertos lo tienen claro. Ha sido un momento ideal para este tipo de emisiones, en un contexto en el que el grifo del BCE ha dejado los bolsillos de los bancos llenos con las subastas TLTRO (recordar que ese dinero no se tiene que devolver hasta 2020), sumado a que pese al repunte de final de año, el crecimiento de los nuevos préstamos no ha sido especialmente boyante.
Con estas necesidades de financiación bien cubiertas, las entidades se han centrado en engordar su colchón anticrisis. ¿Igual que ha ocurrido con la venta de carteras inmobiliarias, en las emisiones de deuda también hay mucho apetito por el riesgo, y una competencia enorme con jugadores cada vez más sofisticados, lo que se traduce en más emisiones de las entidades¿, explica Estévez.
Los expertos coinciden en que con estas operaciones, los bancos no han tenido este año el objetivo de financiarse para prestar, ¿porque para eso ya tienen la liquidez del BCE¿, destacando que tampoco suponen un problema para el apalancamiento del sector. ¿Es un tema regulatorio, de cumplir con los requisitos de capital y fortalecerlo¿. De hecho, los datos confirman que la vía de titulizaciones, la más utilizada por la banca para financiarse en el mercado en los últimos años, prácticamente ha desaparecido este 2017.
Fuentes financieras recuerdan además que para algunos inversores, emisiones como los CoCos (bonos contingentes convertibles) son muy atractivas por los rendimientos que ofrecen (que casi nunca bajan del 6%). Una perita en dulce para entidades como las aseguradoras, que también encuentran aquí activos para diversificar cartera en un entorno de falta de alternativas que ofrezcan rentabilidades por encima del 2%.
Los datos reflejan además cómo estas emisiones se han producido, a su vez, a plazos más largos que en años anteriores, demostrando que los grandes inversores institucionales buscan cada vez rentabilidades más altas, prefiriendo irse a la parte más larga para exprimir algo más de interés.
¿Seguirá la tendencia?
Los expertos consultados coinciden en que las emisiones para reforzar capital continuarán en los próximos meses, pero a un ritmo menor, ya que no se esperan grandes aumentos en los niveles de capital respecto a los actuales. Sin embargo, la llegada de nuevas normas como la IFRS 9, la nueva Guía del BCE o Basilea III, hacen prever unas mayores exigencias de provisiones que implicarán colchones de capital ¿más mullidos¿. Pero desde las casas de análisis aseguran que gran parte del trabajo ya está hecho tras los esfuerzos de los últimos años. ¿Un exceso de capital tampoco es positivo para las entidades, porque tienen que rentabilizarlo de algún modo¿, indica Estévez.
Eso sí, el experto recuerda que las entidades también podrían aprovechar las nuevas emisiones para mostrar una mayor fortaleza de cara a la previsible ola de fusiones transfronterizas que se avecina. O, que al menos, el BCE quiere que empiece a ponerse en marcha.
¿Los bancos también quieren dar un mensaje al mercado con estas emisiones que, si salen bien y con buena demanda como hasta ahora, también refuerzan sus acciones¿, explican, recordando que "en este escenario todos quieren estar lo más fuerte posible para ser los que consolidan y no los consolidados¿.