5 ideas rápidas sobre Star Wars, la lucha de clases y la industria del armamento
Star Wars, Los Últimos Jedi (TLJ, apartir de ahora), es la película más pegada al mundo 'real' de toda la saga galáctica. Aquí van algunas reflexiones sobre los temas que incorpora, como la lucha de clases y el peso de la industria armamentística en los conflictos. Está plagado de spoilers, así que espera a verla antes de leer.
1- Los trabajadores autónomos de la Estrella de la Muerte han vuelto
En Clerks, de Kevin Smith, nos encontramos con un diálogo magnífico sobre el fallecimiento de los contratistas independientes que trabajaban en la segunda Estrella de la Muerte durante El Retorno del Jedi. Es divertido, especialmente porque obliga al espectador a bajar al mundo real e imaginar la estructura económica del Imperio Galáctico.
En TLJ, la propia saga se encarga de hacer ese mismo trabajo dibujando la monegasca ciudad de Canto Bigh. Aunque se ha dicho que hace las veces de Las Vegas en el universo Star Wars por pertenecer a un planeta desértico, el tipo de ciudad-casino con playa, carreras de 'caballos' y señores con esmoquin me recuerda más a Casino Royale que a Ocean´s Eleven.
En este marco incomparable, el personaje de Rose Tico le explica a Finn que sólo el negocio de la guerra puede mantener en pie ese estilo de vida. Lo que nos lleva a interesantes reflexiones sobre la estructura económica de una galaxia muy, muy endeudada con traficantes de armas que lo mismo fabrican destructores galácticos que X-Wing.
2- Las ventajas de vivir en guerra
Desde La Guerra de los Clones, la galaxia vive en una economía de guerra, lo que implica un esfuerzo sistémico por parte de todas las partes para generar, movilizar y repartir los recursos necesarios para apoyar el esfuerzo bélico. Esto implica, normalmente, que los estados coartan la libertad económica e introducen la economía planificada.
Eso no impide la existencia de empresarios privados que se lucran del conflicto, como el contrabandista Han Solo. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue clave el concurso de la Krupp alemana, que fabricó para los nazis los famosos tanques Panzer, artillería, munición y otro armamento. Tras la limpieza post-bélica, hoy forma parte del grupo ThyssenKrupp.
Las referencias al nazismo no son gratuitas. El Imperio Galáctico y la Primera Orden no dejan de ser un reflejo del Tercer Reich y de lo que habría pasado si una pandilla de millennials hubiese montado el cuarto.
Así que sí, tiene todo el sentido imaginar que ambas organizaciones hayan apoyado su dominación galáctica con el apoyo de compañías privadas que suministran a ambas partes. Profiteers de toda la vida.
3- ¿Cómo se financian los bandos en Star Wars?
En el mundo real, sin un gran conflicto global, los fabricantes de armas y empresas de servicios militares sumaron una facturación de 374.800 millones de dólares en 2016, según los nuevos datos del SIPRI. Ha sido el primer incremento de los últimos cinco años pero supone un alza del 38% desde que el organismo de Estocolmo empezó a recopilar estos datos, hace ya 15 años.
En un conflicto galáctico y en el que, además, van ganando los 'malos', que tienen más interés en sostener el gasto militar incluso después de ganada la guerra, tiene sentido que, pese a la supuesta destrucción del Imperio, aparezca un sustituto como la Primera Orden.
Incluso es posible que, ante mejores perspectivas de generar negocio a largo plazo para el complejo bélico galáctico, Snoke consiguiese líneas de financiación privilegiadas. Eso explicaría el rápido resurgimiento de los hombres que ahora lidera Kylo Ren. O la construcción de una segunda Estrella de la Muerte a partir de la primera. El Calatrava del Imperio Galáctico.
4- La lucha de clases en una galaxia muy, muy lejana
La película de Rian Johnson es la más política de todas las entregas. Básicamente porque transforma el tradicional eje Imperio-Rebelión.
En las primeras entregas el carácter social del conflicto se disimulaba por el hecho de que la Rebelión estuviera sostenida por dos órdenes muy 'Antiguo Régimen'. Era la historia de una princesa, hija del virrey de Alderaan, el senador Bail Preston Organa, que estaba apoyada por miembros de una orden casi templaria de monjes soldado.
Johnson, como Podemos, traslada el eje de la serie a un conflicto entre casta y pueblo. En las sagas anteriores, la Fuerza tenía un componente casi dinástico. Como en el clero, había familias, y los Skywalker eran los jefes del cotarro. El personaje de Rey lo cambia todo, especialmente tras conocerse su extracción humilde.
Muchos fans se han mostrado consternados por cómo Johnson hace que Kylo Ren desprecie el origen de Rey de un plumazo. Sus padres no eran nadie. Clase trabajadora y, además, un poco purria. Basura blanca pobre.
En esta entrega, Disney deja claro que la Fuerza puede venir de cualquier sitio, al igual que la Rebelión puede prender en cualquier lugar. El despertar de la Fuerza es el 15-M de la Galaxia. Y la última escena del film, con un niño pobre moviendo escobas con la mente, toda una declaración de intenciones.
5- Pero el cambio también aparece en la Primera Orden
¿Te parece que la Rebelión cambia de eje? Sucede también con la Primera Orden. Uno de los mejores momentos de la película se produce cuando Kylo Ren decide rebelarse. No redimirse. Rebelarse. El 'I rebel' que nunca llegamos a escuchar en Rogue One.
Kylo decide que la única forma de sentirse bien no tiene que ver con la sumisión al reverso tenebroso de la fuerza. Es el Donald Trump del neoimperialismo, ignorando al emperador de turno y adueñándose de la nave. ¿Snoke? Que los fans se rompan la cabeza con sus teorías sobre el origen porque no importa un carajo quién es ni de dónde viene. El viejo Snoke es el Mitch McDonnell del Imperio, el Paul Ryan de Star Wars.
Kylo Ren es un JASP, Jedi Aunque Sobradamente Perturbado, y aquí manda su nabo. Que alguien le prepare una raya de hipotecas a tipo fijo para la siguiente entrega y una cuenta de Twitter, porque este mozo tiene su propio estilo de liderazgo rollo El Lobo de Wall Street. Si J.J.Abrams hace bien su trabajo en el Episodio IX, nos pueden esperar muchas sorpresas.
¿Y todo esto qué te parece?
Pues me parece bien, oigan. No me gusta la subtrama de Finn en la película, que se me hizo bastante larga. Pero sí la diversidad y algunas de las ideas que se sugieren. Me hace gracia, por ejemplo, que en este film veamos el primer plan de la Rebelión que les sale realmente mal desde el principio hasta el final.
Me gusta que Skywalker haga su propia versión del mic drop con un sable láser, que vacile al niñato limpiándose la caspa y que le eche una maldición gitana (¡Sergio!). Me encanta que esté recluido en un convento de monjitas alienígenas y que Chewie se coma al porg, el juguete del año (aunque medio a disgusto).
Me congratula que los fans sufran por el poco éxito del 99% de sus teorías, y que el personaje de Domhnall Gleeson haya ido ganando peso a medida que le han crecido las patillas. Me gusta decir "que viene la Phasma" haciendo la 'h' muda. Me chifla que las heróicas hermanas asiáticas se llamen apelliden Tico, como el ratón de Willy Fog.
Adoro que Poe Dameron trate a Hux como yo a los teleoperadores de Jazztel cuando me llaman a la hora de la siesta. O que Leia demuestre que si no se hizo Jedi fue porque no se le puso en los ovarios. Me encanta El Álamo de la resistencia con sus gloriosas huellas en rojo. El director sabía de alguna manera que la Guardia Real Imperial eran mis figuritas predilectas (siempre les llamé 'los cardenales rojos'). Y me gusta Laura Dern, que entre Twin Peaks, Big Little Lies y esto va ganando a Jeff Goldblum en la batalla del masmolar capilar en 2017.
No creo que sea una película perfecta, ni mucho menos. Es una película de Star Wars, no una de los hermanos Coen. Uno de los placeres que tengo con cada entrega es leer al señor Carlos Boyero criticándola a dolor, y a los fans de la cosa rasgándose las vestiduras. Pero aunque replique las hechuras de El Imperio Contraataca -la Rebelión perseguida, el entrenamiento místico con el señor bajito, el secreto del origen, la traición del contrabandista, un futuro que se prevé oscuro-, al menos se mete en algunos pequeños líos. Después de las infumables precuelas, me pregunto qué más pueden hacer en Disney con esta saga que hace unos años olía a naftalina.