El resultado de las urnas del 21-D en Cataluña no servirá para despejar las dudas de los inversores internacionales. Más bien al contrario, el panorama de inestabilidad que se presenta abre la puerta a que las dudas sigan presentes, las inversiones se pospongan y la fuga de empresas -aunque a menor ritmo- continúe en los próximos meses como preludio de la deslocalización.
Un vaticinio que ya cuenta con algunos precedentes internacionales. Es el caso de Quebec, uno de los espejos en los que se mira el independentismo catalán. Desde 1980 los intentos secesionistas se han repetido; siendo el último en el año 95. Todos ellos fracasados, aunque las tensiones soberanistas se mantienen desde entonces.
Una situación que no ha favorecido la evolución de su economía. Al revés, su comportamiento ha sido inferior al del resto de Canadá. Según los datos proporcionados por un estudio del Instituto de Estudios Económicos (IEE), desde 1981 (el período inmediatamente posterior al primer referéndum) hasta 2016, refleja que la economía canadiense ha crecido a una tasa promedio del 2,6% anual. Quebec, por su parte, en el mismo tiempo lo ha hecho en un 1,9%; es decir, seis décimas menos que el resto del país.
Emigración y movimientos corporativos
Lo mismo sucede si se analizan los datos del PIB real. Mientras que en 2016 era un 136,3% superior al de 1981, en Quebec tan sólo lo era del 91%. ¿Qué consecuencia tiene esto? Básicamente que el peso de la economía de Quebec ha ido cayendo en estos años. Ha pasado del 22,5% de la economía canadiense al 19,5%.
El análisis indica cómo el comportamiento demográfico ha sido muy negativo para Quebec, con una fuerte emigración hacia otras provincias canadienses. Mientras que en Quebec en el período analizado la población creció un 27%, en el resto del país lo hizo un 53%.
Habrá quien se decante por señalar que en este tiempo el PIB per cápita de la región sí que ha crecido en línea con el resto del país. En concreto un aumento del 50,2% hasta los 41.247 dólares, mientras que en Canadá subió un 54% hasta los 52.182 dólares. Desde el think tank explican que eso es una “ineficiencia económica” ya que Quebec venía de una situación muy inferior a la del resto del país y, por tanto, en condiciones de normalidad habría crecido bastante más.
El centro financiero
Si los resultados económicos no fueran suficientes para desmontar el 'mito de Quebec', el documento señala también cómo la región -en la década de los 70- era la capital financiera del país.
Se fue desplazando hacia Ontario; y más de 700 empresas abandonaron la región en aquel entonces. Un proceso similar al que se ha vivido en los últimos meses en Cataluña, en donde se ha visto cómo todo el sector financiero se ha desplazado a otras regiones -especialmente a Valencia- situándola como nuevo epicentro financiero.
Es cierto que en Cataluña todavía es pronto para ver el impacto de todo el movimiento empresarial que hemos vivido. Pero es de prever que la salida de más de 3.070 empresas supongan una caída en el crecimiento de la región, así como en el desarrollo de su riqueza en las próximas décadas. Esto hará “que Cataluña termine creciendo a una tasa menor que la del resto de España”, según se desprende del informe elaborado por el IEE.
Una estimación de lo que podría suceder en Cataluña refleja cómo -según estimaciones de crecimiento de PIB para España- su avance sería bastante inferior. Plantea para ello varios escenarios. Un primero en el que el PIB de la región crezca tres décimas menos que el del resto del país. Así que en una década el PIB sería un 2,9% inferior que si no existiera incertidumbre; un 7,1% en 25 años y un 13,7% pasados cincuenta años.
El otro escenario plantea un crecimiento seis décimas inferior al de España. Y eso supondría que el PIB sería un 5,7% menos en 10 años; un 13,7% tras 25 años y un 25,5% pasados cincuenta años. Ojo, no es que decrezca, es que “su bienestar económico sería muy inferior en una situación de incertidumbre prolongada”.
De ahí que el Instituto alerte de que el mantenimiento de la inestabilidad a largo plazo provocará hará que la “pérdida de peso económico sea más acusada en la medida en la que las fuerzas pro independencia sigan teniendo una presencia política determinante en dicha comunidad”.