En marzo se cumple un año del fallecimiento de Salvador Gabarró, un presidente que, a igual que Pere Duran Farell y Antonio Brufau, marcó una época en Gas Natural Fenosa. Durante los casi 12 años que estuvo al frente de la compañía, Salvador la dotó de una visión humana que nos permitió avanzar como grupo en nuestra consolidación internacional y situarnos como una de las principales utilities europeas.
De carácter prudente y trato afable y directo, lideró con habilidad las relaciones y nunca cejó en su diálogo constante con todos aquellos con los que trató en su carrera directiva. Su entendimiento con la gente era palpable en todos aquellos encuentros públicos y privados en los que personalmente participé con él. Ganarse al interlocutor fue, sin duda alguna, uno de sus puntos fuertes.
Su progreso profesional fue ejemplar y al mismo tiempo discreto, casi silencioso
Nunca esperó nada y nunca dejó de trabajar para conseguirlo. De Perfumería Parera pasó a Roca, entró en el Consejo de Administración de La Caixa de mano de Josep Vilarasau y finalmente llegó a la presidencia de Gas Natural Fenosa. Su progreso profesional fue ejemplar y al mismo tiempo discreto, casi silencioso. La misma discreción con la que le manifestó a su padre, y este aceptó silencioso, que, una vez acabada la carrera, no volvería a su Sant Guim de Freixenet (Lleida) natural y probaría suerte en la gran ciudad; Barcelona.
Alejado de los estereotipos del directivo actual
En una sociedad marcada por la velocidad, la incertidumbre y los cambios constantes, Salvador mantenía intacta su tranquilidad y bonhomía en todas sus acciones. Alejado de los estereotipos del directivo actual, verse rodeado de personas con más conocimiento que él siempre fue una ventaja y nunca un problema. “No es malo rodearse de gente que no necesite muchos consejos porque saben más que tu”, decía. Y así, llegó a convertirse en uno de los más destacados presidentes de multinacionales españolas.
Visitar todos los centros de trabajo y saludar a los empleados personalmente, preguntando todo lo que hacían, fue su hoja de ruta los primeros meses en 2004 cuando llegó a la presidencia de Gas Natural Fenosa. Y volvió a serlo una vez más cuando se ejecutó la fusión con Unión Fenosa, uno de los hitos destacados del grupo bajo su presidencia.
Salvador destacaba por su pragmatismo y por dar autonomía a sus equipos. “No vengáis a verme hasta que tengáis un problema”
Muy cercano a su equipo directivo, Salvador destacaba por su pragmatismo y por dar autonomía a sus equipos. “No vengáis a verme hasta que tengáis un problema”, acostumbraba a decir. Y así, dejó crecer a los equipos por sí mismos hasta colocar a Gas Natural Fenosa como una de las empresas líderes en los mercados energéticos de España y Latinoamérica.
Algunas de sus dotes como directivo podrían resumirse en la serenidad y ambición con la que afrontó todos los retos que fue encontrando en su trayectoria profesional. Siempre había nuevas metas. Compaginó, casi desde el primer momento, sus responsabilidades al frente de las compañías con la participación activa en instituciones como la Cambra de Comerç de Barcelona o el Cercle d'Economía. A veces en representación de las compañías que lideraba y otras a título personal, llegando a ser presidente del Cercle d'Economia entre 1999 y 2002.
Mantenía su tranquilidad intacta
Algunos de los valores en los que Salvador basó su crecimiento profesional – discreción, prudencia, cercanía, flexibilidad y confianza - deberían ser inherentes a cualquier gestión del día a día, no sólo en el ámbito profesional, sino también en el personal y en el público.
La figura de Salvador Gabarró debe recordarse como un ejemplo de liderazgo profesional, anclado en unos firmes valores personales y humanos. Una combinación clave, y avanzada a su tiempo, del papel real que debe jugar un líder empresarial.
*** Rafael Villasesca es consejero delegado de Gas Natural Fenosa desde enero de 2005