En un documento de 93 páginas, Olivas recuerda que estuvo menos de un año en el Banco Financiero y de Ahorro (BFA), donde sólo formuló cuentas del año 2010, y algo más de cinco meses en Bankia.
También reitera que dimitió "muchísimo tiempo antes de que tuvieran lugar los consejos en los que se formularon y reformularon las cuentas de 2011", pese a lo cual invirtió más de 149.000 euros de su dinero -inversión que mantuvo hasta marzo de 2012, mucho después de haber dimitido-, y animó a familiares y allegados a entrar en la salida a bolsa.
No se le puede imputar interés personal alguno o móvil económico en la salida a bolsa, ya que "ninguna gratificación o bonus se había pactado por el éxito o no de la oferta pública de suscripción (OPS)".
Los letrados de Olivas califican de "excesiva" la pretensión de que el exdirectivo conociera la necesidad de ajustes "por haber sido presidente de Bancaja, entidad que sólo representaba un 37 % del grupo BFA-Bankia"; no cabe por tanto "extrapolar que debía conocer el 100 % de la contabilidad del grupo".
Como miembro del Consejo, prosigue el escrito, dispuso de la información que le facilitaron los altos ejecutivos de la entidad, los auditores y el propio Banco de España, datos que "siempre fueron positivos".
Tampoco se le puede achacar que estuviera al tanto de "posibles errores contables" u otras operaciones en entidades participadas por Bancaja, como BISA, CISA y Bancaja Habitat, pues "no ostentó jamás cargo alguno en las mismas".
Por otra parte, en su defensa, Olivas hace hincapié en la supervisión previa del Banco de España en las siete cajas que dieron lugar a BFA-Bankia, "coetánea al tiempo de la salida a Bolsa y la autorización de la misma" por el propio organismo y por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Para ello, el Banco de España contaba con un equipo "desplazado y permanente" formado por trece inspectores de su plantilla; a ello hay que añadir que la información financiera estaba auditada sin salvedades -tanto la de las siete cajas como la de BFA y Bankia-.
Cinco días antes de la salida a bolsa, señala el documento, se hicieron públicos los resultados de los "test de estrés" realizados por la Autoridad Bancaria Europea (EBA), que mostraron que las ratios de capital de la entidad cumplían los requisitos necesarios.
Olivas alega también que todas las cuentas, "tanto de filiales, como de Bancaja, Bankia y por supuesto de BFA", fueron siempre auditadas sin salvedad alguna durante los meses en los que ocupó sus cargos.
El pasado 17 de noviembre, y tras cinco años de instrucción, el titular del juzgado central de instrucción nº 4, Fernando Andreu, abrió juicio oral contra el expresidente de la entidad Rodrigo Rato, Olivas y otras 33 personas, así como la propia entidad, su matriz y la firma auditora Deloitte.
Para Olivas, la Fiscalía solicita cuatro años de prisión, multa de 60.000 euros y su inhabilitación para el ejercicio de la actividad bancaria durante el tiempo de la condena, únicamente por el delito de estafa a los inversores. EFECOM
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