Macri da alas a Telefónica en Argentina pero le pone pesos en los pies
El presidente argentino, que no ha dejado de favorecer al Grupo Clarín, mantiene en desventaja a la española.
9 enero, 2018 02:31El regulador de las telecomunicaciones argentino, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) aprovechó su primera reunión de 2018 para aprobar una medida que, pese a parecer una buena noticia para Telefónica, no lo es tanto. Y es que, después de mucho tiempo, se ha autorizado algo que parece normal en España: Telefónica y su rival Claro, del grupo América Móvil de Carlos Slim, podrán prestar servicios de televisión por cable en distintas ciudades del país.
Sobre el papel, esto implica que la española podrá ofrecer servicios convergentes como Fusión. En la práctica, todo son facilidades para que el grupo resultante de la fusión entre Cablevisión, del Grupo Clarín, y Telecom Argentina, siga siendo el rey del mercado.
Estas nuevas autorizaciones, según Enacom, “abren el mercado de la convergencia en el país, garantizando la diversidad de ofertas de servicios para los usuarios". Sobre el papel, Telefónica podrá dar servicios de cable en la ciudad y provincia de Buenos Aires, así como en Rosario, Córdoba y varias ciudades de Mendoza -Godoy Cruz, Mendoza Capital, Guaymallén y Luján de Cuyo-.
El presidente del Enacom, Miguel de Godoy, afirmó que en este nuevo escenario "el Estado no sólo acompaña sino que además impulsa el desarrollo de servicios convergentes como el cuádruple play", y que esto implica “más ofertas para los usuarios y mejor calidad en las comunicaciones".
Sin satélite
Pero no es tan fácil: estas licencias aún no permiten ofrecer servicios de televisión por satélite, la principal tecnología que utiliza Telefónica en la región. Los últimos datos de la compañía señalan que, frente a 1,7 millones de clientes de banda ancha, la compañía sólo tenía en septiembre 193.000 con fibra, tras alcanzar una cobertura de 1,1 millones de unidades inmobiliarias con esta tecnología.
Telefónica cree que para llegar a más clientes en la región debería poder ofrecer satélite como tecnología puente. Esto implica que Mauricio Macri firme un decreto de necesidad y urgencia (DNU). Pero es un trámite complejo y cualquier retraso contribuye a dar aún más ventajas a Cablevisión.
Este decreto, llamado de Comunicaciones Convergentes, será enviado después al Congreso para su ratificación, con el objetivo de que sustituya a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y para unificarla con la Ley de Telecomunicaciones, conocida como "Argentina Digital". Pero Telefónica no tiene garantía ninguna de que vaya a encajar con sus intereses.
Puede que la opción de vender un Fusión argentino sea interesante para Telefónica, que se dedica a eso. Pero no deja de ser un premio de consolación si tenemos en cuenta el enorme apoyo prestado por Macri al Grupo Clarín, que gracias al presidente ha podido fusionar Cablevisión con Telecom, del fondo Fintech. Esto le permitió convertirse en el mayor grupo de telecomunicaciones argentino y en el primer operador de cuádruple play (telefonía fija y móvil, video e internet) del país con más del 40% de cuota en fijo, del 30% en móvil, de casi el 60% en conexiones a Internet y del 40% de televisión de pago.
Además, el nuevo conglomerado será prácticamente un monopolio en las zonas con mayor poder adquisitivo. Por ejemplo, en banda ancha fija en Rosario, Córdoba y el corredor norte del Gran Buenos Aires, y con televisión de pago en Córdoba, Santa Fe o Salta. En 130 localidades donde había dos empresas compitiendo, ahora sólo hay una.
Desde Telefónica se lamenta, especialmente, la cantidad de organismos reguladores distintos que participan en decisiones que, a lo largo del tiempo, han sido contradictorias. Si hubiesen conocido el rumbo de la regulación y del mercado ¿habrían vendido el canal argentino Telefe a la estadounidense Viacom por 345 millones de dólares para reducir su deuda?
Si Telefónica recibe pronto autorización para la televisión por satélite, podrá volar. Hasta entonces, sólo ve, con frustración, cómo se le escapa, a toda velocidad, su nuevo y gigantesco rival.