Limpiar herencias históricas. Es a lo que se están dedicando durante los últimos dos años en Adolfo Domínguez, después de destituir a Estanislao Carpio como CEO. Al frente de la compañía se encuentra ahora una de las hijas del fundador, Adriana Domínguez, como máxima ejecutiva del grupo y encargada desde su nombramiento, en julio, de definir la nueva línea estratégica para reposicionar la marca.
Un plan que, de momento, parece estar dando resultados, aunque en Adolfo Domínguez todavía no puedan celebrar nada. En este sentido, la compañía gallega redujo sus pérdidas un 40,8% en los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal 2017-2018, cerrado el pasado 30 de noviembre, hasta situarlas en 7,1 millones de euros.
Según los datos remitidos este miércoles por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la firma gallega concluyó su tercer trimestre fiscal con unas ventas de 77,9 millones de euros, lo que supone un ascenso del 6,6% respecto a un año antes. Así, Adolfo Domínguez encadena seis trimestres consecutivos con crecimiento de ventas, desde el cambio de gestión en agosto de 2016.
"Seguimos con la hoja de ruta, estamos satisfechos, vamos en la dirección correcta", explica a este periódico Antonio Puente, director de operaciones del grupo. Pero, ¿en qué consisten estos cambios?
Cerrar tiendas no productivas
El grupo gallego, que cuenta con una plantilla de 1.405 empleados, termina noviembre de 2017 con una red de 490 puntos de venta en 30 países. Hace solo seis meses, estas tiendas eran 505. Y es que la firma se ha centrado en "combatir la sobreexposición cerrando puntos de venta no productivos", dice Puente.
En este sentido, desde el grupo apuntan a que han echado la persiana de las tiendas que tenían una mala ubicación o estaban mal gestionadas. A cambio, aseguran que han invertido recursos en abrir en otros lugares "importantes para la marca" donde no estaban, como el centro comercial Antara en México o, a nivel nacional, en Marbella. "Las tiendas que nos quedamos son las más productivas", indica el director de operaciones.
Por eso, no descartan más aperturas, pero tampoco más cierres. "Nos movemos por la rentabilidad. No estamos limitándonos a centros comerciales o tiendas a pie de calle, sino que vamos a donde tenga más sentido", explica Puente, que reconoce la existencia de "herencias históricas que estamos limpiando".
Asimismo, desde la compañía insisten en que también están notando los efectos de los cambios organizativos, y que ya cuentan con un equipo consolidado. No en vano, la firma gallega, además de tratar de subsanar los errores, también tiene planes nuevos.
Captar nuevos clientes
"Acabamos de cumplir 40 años. Las empresas maduras necesitamos una transformación", dijo el fundador de la marca y principal accionista, Adolfo Domínguez, cuando Adriana Domínguez fue elegida para estar al frente de la firma. "No te puedes quedar parado, tenemos que seguir", explica Puente.
En este sentido, la compañía, con la nueva directora liderándola, ha lanzado una campaña publicitaria y está abriendo "el abanico" de colecciones para "captar nuevos clientes". Como ejemplo, Única, una colección para mujer "cómoda y atemporal".
Tampoco quieren olvidarse del comercio electrónico. Aunque aseguran que, en penetración, están en línea con la competencia. Puente apunta a que están "poniendo recursos con el objetivo de seguir mejorando, porque somos ambiciosos". "La demanda existe, cuanto mejor se lo pongas al cliente, mejor", explica. De momento, tiempo.