Su presentación ante los medios en la embajada de Canadá en España fue toda una declaración de intenciones. La cadena, con más de 4.600 cafeterías repartidas por todo el mundo, desembarcaba "sin miedo" a mediados de diciembre en nuestro país. Starbucks, su principal competidor, no les haría temblar el pulso, según afirmaban.
"Tenemos el mejor café del mundo y vamos a estar en todas partes", presumía entonces Gregorio Jiménez, presidente de Restaurant Brands Iberia, encargada de la expansión de la canadiense. Con una inversión de 50 millones de euros en cinco años, Tim Hortons pretende crecer en Madrid para dar después el salto al resto del país con un modelo mixto, con franquicias y tiendas propias. Quiere reventar el mercado, puesto que su café es casi dos veces más barato que el de su competidor.
Y hoy, menos de un mes después, la canadiense ya ha inaugurado cuatro tiendas en Madrid. Las dos primeras, en pleno centro: Santo Domingo y Montera. Las dos últimas, en Pozuelo de Alarcón y Carabanchel.
Formar a los empleados
Esta última, con más de 250 metros cuadrados es además el centro de formación de la marca, donde se preparan todos sus empleados antes de ser ubicados en los diferentes locales.
Allí, además de en las salas de formación, los empleados de la marca "pueden poner en práctica lo aprendido en el restaurante", informa la compañía. Así, entre los locales de Pozuelo y Carabanchel, la marca incorporará más de 30 nuevos empleados que ya han sido formados en este centro. Entre las cuatro cafeterías, Tim Hortons ha contratado ya a cerca de 100 empleados.
El desembarco en España supone para Tim Hortons "la puerta de entrada" al sur de Europa, ya que, de momento, solo cuentan con locales en Reino Unido. Por eso, prevén una expansión a la altura. Al tiempo.