La quiebra de la constructora británica Carillion ‘pilla’ a Santander UK
La filial del banco español es uno de los acreedores de una deuda que asciende a 1.000 millones de euros.
15 enero, 2018 09:50La compañía británica de construcción y servicios Carillion ha anunciado este lunes su quiebra al negarse los bancos acreedores a proporcionar más apoyo financiero sobre una deuda que se eleva por encima de los 1.000 millones de euros.
Entre las entidades financieras se encuentran Santander UK, la filial británica del banco presidido por Ana Botín. Habrá que esperar a los resultados del ejercicio 2017 para conocer el alcance de la exposición, aunque algunos analistas la sitúan entre 50 y 100 millones de euros.
Hasta septiembre, las provisiones en el área de grandes clientes de la filial británica del Santander subieron de 21 a 47 millones de libras, lo que, según señala Expansión, algunos analistas atribuyen a que empezó a protegerse de los problemas que afloraban en Carillion.
Aunque la negociaciones se han mantenido hasta el último momento para intentar salvar la quiebra de una constructora -de 200 años de antigüedad y 43.000 empleados-, finalmente no se llegó a un acuerdo.
La última baza para refinanciar la deuda hubiera pasado por un canje de parte de los créditos por capital de la constructora, lo que hubiera convertido a Santander en uno de los principales accionistas.
Carillion, una de las muchas empresas privadas encargadas de servicios públicos en Reino Unido, se ha visto afectada por costosos retrasos en contratos y un descenso de nuevos pedidos que ha desencadenado una serie de recortes en sus perspectivas y unas pérdidas semestrales de más de 1.000 millones de libras.
Contratista de referencia del Gobierno británico
La constructora es uno de los principales contratistas del Gobierno británico. Así, figura entre los adjudicatarios para instalar la nueva línea de alta velocidad HS2 y gestiona servicios públicos para escuelas, hospitales, prisiones y el Ejército.
La empresa ha pedido a un tribunal que designe a un liquidador judicial que gestione el proceso, en el que se espera que PwC se encargue de la gestión de los activos de la compañía hasta que sean vendidos o clausurados. El principal objetivo inicial es mantener los servicios a las administraciones públicas.
A partir de ahora, todo apunta a la venta de activos para reducir deuda, como pueden ser sus negocios de construcción internacionales, principalmente en países de Oriente Medio.