Ambas sociedades firmaron un acuerdo en 2011 en virtud del cual Qualcomm se comprometió a hacer "pagos significativos" a Apple para que el gigante informático usara exclusivamente los chips de la primera en dispositivos iPhone y iPad. El contrato se extendió hasta finales de 2016.
Este contrato especificaba que Qualcomm dejaría de efectuar estos pagos en el caso en el que Apple lanzara un dispositivo con un chip desarrollado por un rival de Apple. Además, obligaba a la empresa de Tim Cook a devolver una "gran parte" de estas trasferencias si tomaba la decisión de cambiar de proveedor de chips, por lo que se negaba la posibilidad de competir a los rivales de Qualcomm "independientemente de la calidad de sus productos", señala Bruselas.
De hecho, el Ejecutivo comunitario explica que documentos internos de Apple demuestran que la compañía consideró cambiar su proveedor de chips y cerrar un nuevo acuerdo con Intel, algo que finalmente no hizo por los términos de su contrato con Qualcomm.
Apple empezó a comprar chips a Intel en septiembre de 2016, cuando el contrato estaba cerca de expirar, pero Bruselas critica que "hasta entonces las prácticas de Qualcomm negaron a los consumidores y a otras compañías los beneficios de una competencia efectiva, principalmente más posibilidades de elección e innovación".
"Qualcomm echó a sus rivales del mercado de chips LTE durante cinco años, consolidando su su dominio del mercado. Qualcomm pagó miles de millones de dólares a un cliente clave, Apple, para que no pudiera comprar a sus rivales. Estos pagos no sólo fueron reducciones en el precio, sino que se hicieron con la condición de que Apple usara con exclusividad los chips de Qualcomm en todos sis iPhone y iPad", ha explicado la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager.
5% DE SU FACTURACIÓN
Así, la Comisión Europea ha concluido tras su investigación que Qualcomm mantuvo una posición dominante durante el periodo investigado, entre 2011 y 2016, en el que asumió más del 90% de la cuota de mercado durante la mayoría del tiempo.
Asimismo, Bruselas ha determinado que Qualcomm abusó de esta posición dominante evitando que sus rivales tuviesen la capacidad de competir en el mercado de chips. En este sentido, el Ejecutivo comunitario ha subrayado que Apple representa un tercio de la demanda de chips LTE y es un fabricante líder de 'tablets' y 'smartphones', por lo que asegurando que sus rivales no podían optar al negocio de la firma de Tim Cook, el comportamiento de Qualcomm "tuvo un efecto en el mercado completo de chips LTE".
En consecuencia, la Comisión Europea ha impuesto una multa de 997,4 millones de euros a la compañía, que representa un 4,9% de su facturación en 2017 y ha ordenado que no cierre prácticas similares "con un objeto o efecto equivalente en el futuro".
Bruselas abrió la investigación en julio de 2015 y en septiembre de ese mismo año envió un pliego de cargos a Qualcomm informando de sus sospechas preliminares. En un segundo pliego de cargos, el Ejecutivo comunitario también acusó a la compañía de implicarse en una práctica de "precios predatoria", pero esta investigación está todavía en curso.
Según este segundo pliego, Qualcomm vendió entre 2009 y 2011 una cantidad de chips UMTS por debajo del conste de producción a dos de sus clientes con la intención de forzar la salida de Icera del mercado, en un momento en el que su competidora representaba una amenaza creciente.