La popularmente llamada "Vieja" Pescanova es una empresa sin actividad productiva y durante su último año fiscal -del 1 de diciembre de 2016 al 30 de noviembre de 2017- no existieron "hechos significativos que afectaran a la evolución del negocio".
De hecho, su facturación ascendió a apenas 69.000 euros (35.000 euros menos que en el ejercicio anterior).
La firma es resultado de la caída del grupo Pescanova y su entrada en concurso de acreedores de 2013, proceso que derivó en una reestructuración posterior que dividió la empresa en dos: la parte productiva, controlada por la banca acreedora (la "Nueva") y una sociedad de cartera sin actividad (la "Vieja") que quedó en manos de los accionistas originales.
En los acuerdos firmados entonces se pactó que esta última se quedara con un porcentaje del 20 % de la "Nueva", posición que se diluyó hasta el 1,65 % en 2017 como consecuencia de una ampliación de capital.
Los responsables de Pescanova S.A. ya han recurrido esta operación para intentar volver a ser dueños de una quinta parte del capital y está previsto que arranque el juicio el próximo 21 de febrero de 2018 en Pontevedra.
Si obtienen un resultado negativo y son obligados a asumir las costas judiciales, los administradores ya han advertido de que la compañía se vería probablemente "abocada a la liquidación".
También está en tribunales la demanda que presentó Nueva Pescanova para no tener que pagar 300 millones de euros por la cancelación de un crédito súper sénior solicitado a finales de 2015 a instancia de sus propios administradores, una operación lesiva para los intereses de los accionistas y que perjudica su valor patrimonial, según Pescanova S.A.
Estas mismas fuentes han reclamado igualmente a Nueva Pescanova el abono de 255.000 euros al año en concepto de cobertura de gastos de funcionamiento, montante que fue pactado en el momento en que se procedió a la división del grupo y que no han recibido, lo que también motivó un recurso judicial.
Además de sus resultados, la "Vieja" Pescanova ha publicado también hoy su informe de gestión del pasado año, donde figura que destina a provisiones 22,67 millones de euros -por encima de los 21,99 millones que calculaba en 2016- en concepto de "cobertura de posibles impactos económicos" después del análisis realizado por sus asesores.
Esta cifra hace referencia a los riesgos asociados al procedimiento abierto contra el grupo Pescanova y el que fuera su presidente en el momento de su desplome, Manuel Fernández de Sousa, que se prevé que llegue a juicio en los próximos meses.
En un auto de agosto de 2013 se calculó la responsabilidad de la compañía en 55 millones de euros, aunque desde Pescanova S.A. han insistido en que del acuerdo de división alcanzado durante la reestructuración se interpreta que en todo caso sería la "Nueva" la que debería "asumir los pasivos" no cubiertos por las provisiones.
La "Vieja" Pescanova fue autorizada a volver a cotizar en Bolsa en junio de 2017 y actualmente sus títulos se pagan a 1,08 euros, cuatro veces más que al cierre de su primera sesión (27 céntimos).
No obstante, el precio de sus acciones evoluciona a la baja desde hace mes y medio, ya que a mediados de diciembre rondaba los 1,3 euros. EFECOM
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