A la banca no la va a conocer ni la madre que la parió, si ajustamos la mítica frase de Alfonso Guerra a las reflexiones del presidente del BBVA, Francisco González. El directivo espera un cambio drástico en el sector financiero de cara a los próximos años gracias a la transformación digital. “No hay sector ni compañía que no hable de este tema”, dijo durante la presentación de los resultados de 2017.
Una tarea en la que el BBVA lleva trabajando desde hace quince años, lo que le ha permitido convertirse en uno de los alumnos aventajados del sector. González alerta de que las 20.000 entidades financieras que existen a día de hoy en el mundo van a ir desapareciendo. “La tecnología, los gigantes de la red y las startups que aparecen en la cadena de valor hacen que el entorno financiero actual no sea sostenible”, avisa.
Su visión de la banca del siglo XXI es que “no sabremos si es un banco o un distribuidor de contenidos”. Por eso González alerta de que es necesario tener una nueva regulación “que juegue un papel esencial”.
Los nuevos rivales
Tras la aplicación de las últimas normas de Basilea III y IV, que se ocupan de la calidad del capital y de la solvencia, el presidente de BBVA considera necesario apostar por una nueva legislación 3.0 que sea capaz de equilibrar "los intereses del consumidor, los riesgos sistémicos, la estabilidad financiera y que no se ahogue la innovación”.
Y todo ante la llegada de lo que realmente “preocupa” al banquero, que son los Facebook, Amazon o Alibaba. “No hay sitio para todos, y por eso la regulación marcará la diferencia”, ha sentenciado.
Una situación que supone un reto para la banca. La incorporación de la inteligencia artificial y el big data hará que la relación con la clientela sea cada vez más automatizada. Las oficinas, poco a poco, irán desapareciendo y quedarán para aportar valor a los clientes a la hora de aconsejarles.
Todo un reto para un sistema financiero que “no podrá reestructurarse como antes. No habrá tiempo para las fusiones y consolidaciones”, dice González, que reclama también rapidez a la hora de adaptar las normativas al sector público.
Esos cambios, además, tendrán que producirse con el banco en movimiento. “Hay que destruir un banco en movimiento para construir otro que ocupa el sitio del anterior. Eso lleva mucho tiempo”, recuerda González.
No le interesa Bankia
Panorama poco alentador para el sistema financiero que en los próximos meses -a juicio de González- verá todavía algunas fusiones. “Una vía fácil” en un primer momento para tratar de mantener el modelo de negocio hasta que llegue la transformación definitiva.
Así que, ante este panorama, González descarta hacerse con Bankia, tal y como se ha rumoreado en el mercado en las últimas semanas. “No estamos interesados en bancos físicos, la transformación digital nos absorbe muchos recursos y está por ver que aumenten el valor”, afirma.
Pese a todo ha admitido que “si llega una oportunidad la estudiaremos. Si aparece un banco claro, limpio en capital y a buen precio, se estudiará porque todos queremos clientes. Esto es algo interesante porque son muy fieles y el coste marginal de atenderlos, muy pequeño”, ha sentenciado.
Asegura que nadie se ha dirigido a él para preguntarle por una hipotética fusión con Bankia. “Tienen sus planes de venta de paquetes que dependerán de la evolución en bolsa” para lograr la privatización de la entidad.
Un proceso para el que ha reclamado altura de miras y asumir “que no se van a recuperar las ayudas públicas salvo que haya un milagro, y no creo en ellos”. Así que reclama esperar y privatizar la entidad cuando más convenga al país.
Los resultados
Vaticinios de un presidente de BBVA que comienza ya a pensar en la retirada. Él mismo ha reconocido que mantiene su compromiso de retirarse a los 75, como fijan las normas del banco. Lo hará en 2019, cuando cumpla la edad estatutaria. La duda está ahora en conocer quién es el sustituto.
El propio González ha apuntado a dos candidatos: el actual CEO, Carlos Torres, y al consejero ejecutivo, José Manuel González-Páramo. ¿Y por qué no los dos, el primero con funciones ejecutivas y el segundo como presidente no ejecutivo? Es la incógnita que ahora habrá que despejar. "Estará dentro de la casa, si no fuera así sería una sorpresa hasta para mí", ha sentenciado en la rueda de prensa de resultados de 2017.
Unos números que presentan un beneficio de 3.519 millones de euros, un 1,3% más que el año anterior. Cifras que se ven mermadas por las minusvalías surgidas de su participación en Telefónica. Posición que ha supuesto unas minusvalías de 1.123 millones de euros.