El caso Popular sigue provocando estragos entre sus accionistas minoritarios, pero también entre los mayoritarios. Entre ellos la Unión Europea de Inversiones (UEI) que contaba con el 2,8% de las acciones y que formaba parte del núcleo duro -la denominada Sindicatura del Popular-.
Una sociedad creada por varias familias ligadas al Opus y cuyo único objetivo era la tenencia y gestión de las acciones del banco. Una sociedad que en los últimos años venía registrando pérdidas, fruto de la caída en bolsa del valor; pero también incrementando su endeudamiento para poder mantener la posición en las últimas ampliaciones de capital.
Ahora, según la memoria de Unión Europea de Inversiones, sus resultados demuestran unas pérdidas para el 2017 de 120 millones de euros. Suponen 55 millones menos que el año anterior; ejercicios que no son comparables dado que la sociedad está en liquidación desde el pasado mes de julio de 2017, un mes después de que se ordenara la resolución del banco y su venta por un euro.
Las deudas se amontonan
Una liquidación que viene motivada por el desequilibrio patrimonial generado por la caída de ‘Popu’, pero también “por la imposibilidad de cumplir con el fin social por parte de la sociedad, cuya cartera de inversiones se componía exclusivamente de acciones del Banco Popular”. Unos títulos que están valorados en algo más de 39 millones de euros, según la propia UEI.
Así que el único porvenir que le queda a la sociedad es la de esperar a la resolución de los distintos procedimientos legales abiertos contra el procedimiento de resolución del Banco Popular. Esto “podría derivarse en el futuro en pagos a favor de la Sociedad como consecuencia de las compensaciones que pudieran producirse”, aunque también asume que “podría ser condenada en costas”.
Parece, por tanto, poco probable que pueda revertir la liquidación. Y eso que no es la primera vez que la sociedad se encuentra en una situación parecida, aunque en ocasiones anteriores se debía a momentos puntuales fruto de la evolución en bolsa del Banco Popular.
Los préstamos
A esas pérdidas de los últimos ejercicios hay que sumarle las elevadas deudas de la sociedad. En total, 237 millones de euros, fruto de diversos préstamos con otra sociedad del grupo -y accionista de la misma- Viviendas y Oficinas, S.A. Un dinero que sirvió para dos cosas: en primer lugar, restablecer el año pasado la situación patrimonial de Unión Europea de Inversiones, evitando la causa de disolución.
Se da la circunstancia de que Viviendas y Oficinas, S.A. desaparecía a lo largo de 2017, después de que sus accionistas decidieran escindir el negocio. Por un lado, Viviendas y Oficinas, S.L. y, por el otro, Vyosa Gestión.
El segundo uso del dinero de ese préstamo fue amortizar anticipadamente los préstamos realizados por entidades financieras para poder aguantar el ‘tirón’ de la ampliación de capital de 2016.
Unos números que tendrán que ser aprobados en la Junta de Accionistas que se celebrará el próximo 20 de Marzo. Hablamos, además, de una compañía que está sometida al escrutinio de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ya que sus títulos eran cotizados.
Situación que va a cambiar tras su exclusión del mercado por parte del regulador, y su reversión para adaptar el capital social a las nuevas circunstancias de la compañía.
Las familias
Unión Europea de Inversiones es una sociedad vinculada al Opus. Su principal accionista es la Fundación IEISA, vinculada a la prelatura del Opus Dei y cercana a la familia Valls Taberner. También aparecen en su accionariado la Fundación Universitaria de Navarra; así como familias como los Martínez-Echevarría; Montuenga, Revoredo, Domecq o Figuero.