La construcción del tren rápido que une Medina y La Meca es uno de los proyectos más importantes en infraestructura del Medio Oriente. Los responsables saudíes se enorgullecen de que es el primer tren rápido de toda la zona y seguir siendo punteros es lo que quieren. Además, este proyecto supone la iniciativa internacional más importante para las empresas españolas. Pero el resultado de la convivencia entre ambos socios provoca risas entre los responsables saudíes.
"Hay días buenos y días malos, como entre hermanos y hermanas", asegura a EL ESPAÑOL el presidente de la Autoridad de Infraestructuras de Arabia Saudí, Rumaih M. Al Rumaih.
Cuando se les pide que concreten más esa risa y esos malos días, aseguran que el principal problema que han tenido con los socios españoles es la falta de un líder. "Son muchas empresas, algunas privadas y otras públicas y es difícil tomar decisiones porque cada una actúa de una forma", añade el responsable de Haramein Hight Speed Railway Building, algo así como el tren de alta velocidad hacia los dos lugares sagrados.
Mucho se ha hablado de que el proyecto, a pesar de que fue un concurso internacional, tuvo el gran apoyo de la familia saudí por su magnífica relación con el rey Juan Carlos, al que en Arabia Saudí siguen llamando "El Rey".
A pocos meses de inaugurar el trayecto las autoridades saudíes aseguran que la prueba a las empresas españolas empieza en unos meses. "La pregunta sobre cómo son los españoles como socios hay que responderla en dos o tres años porque el reto real no es construirlo es ver cómo se pone en marcha".
El AVE saudí está ya en pruebas y se espera que en unos meses pueda cubrir un trayecto que será utilizado por más de 60 millones de usuarios al año, sobre todo durante la peregrinación.
En el consorcio español, se ve el logo de OHL, Adif, Renfe, Indra, Cobra e Ineco, entre otras, fundido con los colores dorado y negro, los de la Kaba de La Meca que han marcado el mayor proyecto español. En total son cinco estaciones, casi 500 kilómetros, que será recorrido entre dos horas y dos horas y media.
“En tres meses, la gente que llega a Jeddah podrá tomar directamente el tren a La Meca y Medina sin tener que pasar por la ciudad. La idea es que el proyecto sea sostenible así que aún no hemos decidido los precios pero serán populares”, asegura Al-Rumaih.
Pese a las críticas envueltas en risas, la reunión con los medios españoles termina con una invitación a las compañías de nuestro país para seguir invirtiendo en una nación obligado a crear infraestructuras casi de la nada. "Tenemos muchas oportunidades locales", asegura otro de los responsables del ferrocarril saudí.
Otras inversiones españolas
Los trenes de CAF están a punto de echar a rodar para unir Riad y el norte de Arabia Saudí. La inversión ha sido millonaria (más de 770 millones de presupuesto global) pero la conexión ferroviaria es ahora el objetivo del Gobierno saudí y las empresas españolas tienen experiencia, “que tienen que demostrar ahora en el desierto, porque no es lo mismo Madrid-Málaga que las circunstancias del desierto”, advierte el presidente de Infraestructura.
Mientras, los trenes marca España esperan en una de las estaciones más modernas de la capital saudí, Riyadh Station, donde las maletas, además, siguen el mismo sistema que en el aeropuerto ,no tienes que cargarlas, pero con el compromiso de que las recuperas sólo cinco minutos después de bajar del vagón.
La experiencia de subirse a un tren con destino a Al Qassim es casi la misma que si se va en AVE a Valencia o Barcelona. El sistema del tren es igual, los números, los baños son iguales y las únicas novedades que ha introducido CAF a petición saudí es una zona de rezos, con una pantalla que indica la dirección a La Meca y vagones de carga en los que el tren sube todas las maletas y transporta coches.
El Metro de Riad, una ciudad de 120 kilómetros de largo y con una población de seis millones de personas también es una oportunidad para quienes son expertos en infraestructuras, los españoles. En este caso, las autoridades son más cautas y no hablan aún de problemas. Claro que no es sólo un consorcio español sino también con otras empresas internacionales.
La risa más floja es cuando se les pregunta si habrá más cooperación España-Arabia Saudí en el futuro. Inshaallah, dicen. Algo así como ‘ojalá’.