Siemens ha cerrado un capítulo en la guerra interna que se vive desde hace meses en las filas de su participada, la fusionada Siemens Gamesa.
En un ambiente caldeado después de semanas recibiendo dardos por la gestión que está llevando del fabricante de aerogeneradores, la junta general de accionistas de este viernes se saldó, como era de esperar, con el mazazo que le permite a la alemana su 59% en el capital de la compañía.
Ni es necesario reforzar los mecanismos de gobierno corporativo, ni garantizar que la sede de la compañía se mantendrá en España. Estas peticiones, introducidas en el orden del día de forma complementaria por Iberdrola, “carecen de todo fundamento”, como expresó el representante de la alemana Fernando Ortega.
La eléctrica, que ostenta un 8% del capital y una posición reforzada como minorista, llegaba a esta junta para poner ante la asamblea lo que lleva semanas expresando en distintos foros: su malestar por el rumbo de una empresa que cuando se fusionó con el negocio eólico de la alemana Siemens prometía un proyecto industrial sólido y en España.
Para ello, agregó dos puntos al orden del día ya aprobado: en uno pedía que se garantizara que la sede de Siemens Gamesa mantendrá en España. En el otro, más polémico al denotar la falta de sintonía respecto al cumplimiento del pacto parasocial que permitió la fusión sin que la alemana lanzara una OPA, la eléctrica pretendía "reforzar el gobierno corporativo en materia de operaciones vinculadas, para proteger a los accionistas minoritarios frente al riesgo de administración por parte del mayoritario".
Su intención con estas propuestas, defendió en la asamblea Iñigo Elorriaga Fernández de Arroyabe, era dar a los administradores de “un mandato firme” para que cumplan su labor. “Pensamos que el consejo no dispone de todas las herramientas necesarias para lograr sus objetivos a la luz del alto porcentaje de Siemens y determinadas decisiones que este vienen tomando”, ha enfatizado antes de subrayar que lo que se persigue es que “se cumpla lo acordado”.
La respuesta, tanto de los propios ejecutivos de Siemens Gamesa como del representante de Siemens ha sido la esperada: la petición no tienen cabida ya que la compañía cuenta con las herramientas de control suficientes como para garantizar su correcta toma de decisiones en las operaciones que implican a sus accionistas.
Además, antes de la votación, tanto el consejero delegado, Markus Tacke, como la presidenta, Rosa García, han descartado dudas o planteamientos que hagan suponer que la compañía va a cambiar de lugar su sede operativa y han subrayado los mecanismos de control con los que cuenta la compañía.
Más aún, el representante de Siemens, Fernando Ortega, ha cuestionado el papel de la eléctrica vasca en el consejo de Gamesa al plantear que su forma de introducir en el orden del día ambos puntos no ha cumplido con las pautas del buen gobierno. “Si estos puntos nunca fueron planteados en el consejo de administración, como habría requerido a buen gobierno corporativo, ¿qué aporta la representación de Iberdrola en el consejo? Esto es lo que nos hace sentir incómodos, que aparentemente se ignore al consejo de administración y su poder de decisión”, ha dicho Fernando Ortega.
Iberdrola buscará puntos de acuerdo con el consejo
Galán ha dejado clara su preocupación por la deriva de Gamesa en distintas ocasiones en los últimos meses. Pero la eléctrica pliega ahora velas y asegura estar dispuesta a seguir trabajando con el consejo para buscar acuerdos que acerquen el éxito en lo que queda de la integración y en el cumplimiento de su plan estratégico para 2020.
Fuentes conocedoras de la situación consultadas por EL ESPAÑOL se muestran convencidas de que la eléctrica vasca no tomará medidas de ningún tipo tras las decisiones adoptadas en la junta. Es más, creen que seguirá ofreciendo la total colaboración al equipo ejecutivo del fabricante de aerogeneradores.
Hasta el momento, se temía que Iberdrola optara por romper relaciones y, argumentando el incumplimiento del pacto parasocial firmado para la fusión, activara el plan de salida que recoge. Algo que no se va a producir por ahora. Si Siemens incumpliera alguna de las obligaciones a las que se somete en su relación con Iberdrola como accionista relevante de Gamesa, la española podrá vender su participación en la fusionada a la alemana al precio que sea mayor: 22 euros por acción o el precio de cotización del día del incumplimiento más una prima del 30%.
Los minoritarios se alinean con Iberdrola
La compañía que preside Ignacio Sánchez Galán vuelve a casa sin haber logrado sus propósitos, pero sabiéndose con el apoyo de buena parte de los minoritarios expresado tanto en voz alta en una de las intervenciones como en el más que reforzado 80% de los votos con que se apoyó su intención de reforzar los mecanismos de gobierno corporativo.
“Se agradece que un accionista tan importante haya dado este paso estratégico para colocar a Gamesa como la primera empresa del mundo en energía renovable eólica y comparta con los demás minoritarios las preocupaciones y el nerviosismo”, afirmó Jon Madariaga poniendo voz a una parte de los minoritarios.
Estas preocupaciones se resumen en el encadenamiento varios trimestres de malos resultados, despidos y la pérdida de valor de la acción de un 60% desde los 22 euros por título en que se ubicaba cuando se cerró la fusión en junio del año pasado.
Otro tema que ha puesto Madariaga sobre la mesa es la preocupación por el pago de una potencial comisión a Siemens por su asesoramiento a Gamesa. El accionista ha formulado la pregunta durante su intervención y la presidenta, Rosa García, ha negado que Siemens cobre por estos servicios.
La junta ha dejado cierto pesar entre los minoritarios, según ha podido saber este periódico. Bajo su punto de vista, el consejo de administración ha ignorado la posición de la mayoría de sus accionistas minoritarios, algo que deja un regusto amargo en una compañía tan integrada en la cultura y economía local como Gamesa.
La desconfianza hacia la dirección que ha tomado la fusionada ha quedado retratada en las palabras de Madariaga. “Los valores que retuvo esta compañía y que guiaron su gestión pueden estar en peligro a pesar de la defensa de Iberdrola. Gamesa siempre apostó por las inversiones en España y el mantenimiento de los puestos de trabajo, sobre todo en Euskadi y el área que la rodea, y las noticias de los últimos meses están siendo nefastas”, ha afirmado el accionista. En su opinión, ha agregado, “todo viene motivado por una serie de decisiones que Siemens ha tomado como principal accionista”.
Los ejecutivos de la compañía han tratado de calmar los ánimos y han subrayado su compromiso tanto con España como, en concreto, con Euskadi. “Somos una compañía internacional con profundas raíces en el País Vasco y en España. Estamos orgullosos de nuestras raíces”, ha asegurado Tacke. El CEO de Gamesa ha aprovechado la junta para reiterar que la fusión fue una buena decisión ya que, a la vista de las circunstancias que ha atravesado el mercado energético en el último año, “hubiera sido complicado para las dos compañías por separado soportar los vaivenes”.