El regreso del embaucador de Gowex: “El primero que se haga una foto conmigo será un osado y el último, un imbécil”
El que se considera ‘padre del Wifi gratis’ ha decidido romper su silencio en los últimos días. Han pasado casi cuatro años desde que en 2014 saltara el ‘Caso Gowex’, uno de los mayores escándalos empresariales de este siglo. Un proyecto liderado por Jenaro García, su fundador, que saltó por los aires cuando Gotham City Research, un fondo bajista empezó a poner en duda las cifras del grupo.
Afirmaba que el 90% de sus ingresos eran falsos, que sus acciones valían cero euros. En definitiva, que las cuentas eran falsas. Algo que produjo un efecto inmediato en sus resultados, provocando una caída del 45% en sus acciones durante las primeras horas y dejando pillados a miles de accionistas.
Durante los primeros días, Jenaro García se empeñó en negar la mayor. Era el ejecutivo de moda por aquel entonces, un empresario puesto de ejemplo por todos los políticos del país, y al que todos los medios le otorgaban premios y reconocimientos por su labor innovadora. Eran los tiempos de vino y rosas.
Sin embargo, a la fuerza ahorcan. El mercado dudaba, la nave zozobraba y se vio obligado a dar su brazo a torcer: reconoció a la CNMV que falsificó las cuentas durante, al menos, cuatro años, reconocía la compañía a la CNMV, aunque en realidad fue durante mucho más tiempo.
Era el principio del fin del proyecto personal de un hombre que buscaba “cambiar el mundo” y al que pillaron en la mentira. Ahora, rompe su silencio a pocos meses de que comience el juicio contra él y otros ocho imputados en la Audiencia Nacional.
Lo hace para “reivindicar que quiere purgar sus penas” e insiste en que no es malo por naturaleza, como el escorpión de la fábula: “no falseé porque sea un delincuente, sino porque era el proyecto de mi vida y hubiera funcionado si me hubieran dejado terminarlo”.
Le veo muy cambiado desde la última entrevista que tuvimos unas semanas antes de que estallara el escándalo Gowex en 2014. Le veo cambiado físicamente pero, sobre todo, mentalmente.
Cuatro años dan para bajar a los infiernos y recuperarse. El punto de inflexión fue un día en un velatorio. Tuve que practicarle la reanimación cardio-pulmonar a una chica y, por fortuna, pude salvarla. Ese día lo entendí todo.
Pasé de pensar que era un delincuente que no tenía salida y que iba a 200 por la carretera a decir: tengo a mis hijos, una vida, y puedo hacer mucho más. He reconocido la situación y la voy a encarar.
Además, en cuatro años te da tiempo a ver cómo puedes mejorar, qué hiciste mal, qué errores cometiste y cuáles no debes volver a cometer. Ahora prescindo de cosas que antes buscaba: el reconocimiento y los beneficios que, muchas veces, reportaban cosas a otros y no a mí. Ahora puedo hacer nuevas cosas que ayuden a todo el mundo.
Además, al bajar a los infiernos el teléfono deja de sonar...
Nunca he tenido amigos en altos cargos. Esos me han querido cuando estaba arriba y tenía éxito. Nadie me ayudó a subir. Muestra de ello es que si me hubieran ayudado no habría falsificado cuentas. ¿Estar en los focos? Hasta cierto punto me sienta mal. Soy vergonzoso y no quiero el estrellato. No lo ansío, pero creo que todos estamos aquí para hacer algo, y creo que hago más haciendo cosas que si me quedo en casa.
El fin justifica los medios cuando estás en un entorno en el que lo que aportas es altamente beneficioso.
Parece que el juicio por el ‘caso’ Gowex podría arrancar en otoño… Salvo sorpresa será declarado culpable e irá a la cárcel. ¿Preparado?
Yo no quiero que haya sorpresas positivas. Quiero sentirme legitimado para hacer lo que voy a hacer en el futuro. Para eso tengo que pasar por prisión. Mi conciencia y la de los inversores estará mucho más limpia. Si alguien ha perdido dinero con Gowex y me ve entrar en la cárcel, sabrá que -al menos- confió en un tío que si la caga asume su responsabilidad.
Además tendrán clara una cosa, que no hicieron mal los cálculos. La empresa iba de puta madre, pero para lograr la financiación que necesitaba se falsearon las cuentas. Y no es una justificación, es el porqué de las cosas. El porqué de lo que hice.
Hay quien puede pensar que quiere usted presentarse como un mártir, que busca aminorar su condena y legitimarse.
Pensar eso es lo normal. Quien conozca la judicatura sabrá que se aplicará la Ley conforme a mis delitos. El tiempo dará o quitará razones. Ahora bien, ¿que lo hago por legitimarme? Sí. Creo que tengo derecho -tras pasar por prisión- a limpiar mi conciencia. A dejar de sentirme como un delincuente y a tratar de hacer las cosas bien.
Considerarse un delincuente es destructivo. Reivindico que quiero sentirme bien, que quiero purgar mis penas y, con el esfuerzo que estoy haciendo, lo voy a conseguir. Además quiero reparar el daño que he producido en la mayor cantidad posible. No me voy a escaquear.
Usted reconoció la existencia en Luxemburgo de una cuenta con 5 millones de euros. ¿Hay más dinero en otros paraísos fiscales o en otras cuentas?
No hay nada. Ni en Costa Rica, ni en Suiza, ni en Panamá. Sólo en Luxemburgo. Yo declaré en mi primera comparecencia y documentalmente la existencia de esa cuenta con cinco millones. Allí tenía un dinero para salir adelante y lo invertí en Gowex fuera de mi ámbito declarado para ganar más dinero con la compañía. Lo dejé apartado por si pasaba algo. Cuando cayó Gowex dí el paso al frente y ese dinero lo devolví. No me considero capaz de poder vivir con ese dinero y no dárselo a los accionistas. Es la razón por la que digo que lo que haga quiero hacerlo para los accionistas.
¿De qué viviré? Pues hombre, una parte será para mí. Si sale bien, también querré algo para mis hijos. Y lo plantearé así. Señores, no sé cómo lo ven, pero estoy aquí para devolver el dinero de Gowex, y si los accionistas quieren echarán una mano a mis hijos. Ellos también han sufrido. Yo tengo que sufrir y me jodo porque tomé las decisiones, pero ellos no. Y los accionistas tampoco.
¿Esa fue la parte más dura de todo?
Que un niño vea que su padre está en la cúspide, en la compañía de moda… El día que yo les dije que ya no iba a ser el presidente, que no iba a poder ser… Esa imagen no se me olvidará jamás. Y me veo reflejado en otro padre que le dice a otros hijos que todos sus ahorros invertidos en Gowex se han ido a la mierda.
Devolveré el dinero de Gowex y si mis accionistas quieren, echarán una mano a mis hijos.
Soy tremendamente egoísta. Y lo reconozco.
Dice usted que es el único responsable de todo lo ocurrido. Sin embargo, para el falseamiento de cuentas hacen falta cooperadores en el equipo directivo….
Si tienes una empresa de la que todo el mundo habla bien y todo parece que va bien, cuando le presentas cosas a la gente las aceptan porque consideran que es lo que dice el jefe y se ha demostrado que tiene razón.
¿Un mesías?
Sí. Eso es. Alguien ha podido cometer errores, pero no porque haya querido. Lo ha hecho porque el jefe se lo decía, era lo que tenía que hacer y además todo el mundo hacía la ola al jefe. ¿El responsable? Yo. ¿Quién daba las órdenes? Yo. ¿Quién hizo la estrategia? Yo.
De eso se ha beneficiado mucha gente, entre ellos quienes invirtieron en los inicios de Gowex. ¿Los empleados? Actuaron porque el jefe se lo dijo.
Sólo te planteas cosas si se ven grises, pero si todo el mundo habla bien y la empresa está en el sector perfecto, tienes que tener un criterio extremadamente inamovible para decir: no, sé que esto es falsear las cuentas. Por eso digo que la gente que colabora lo hace por obedecerme y en un marco en el que todo decía que iba a ser positivo.
¿Por qué no realizó Gowex adquisiciones mientras pudo? Empresas de ese tamaño y capitalización, incluso quebradas, han demostrado que pueden ser un éxito si se lanzan a comprar facturación hasta que son tan grandes que terminan teniendo sentido.
Gowex estalla con Gotham. Esto hace que tengamos una pérdida de credibilidad increíble en una semana. Prefiero salir a la palestra y decir que he falsificado las cuentas, se para la sangría para los accionistas y, además, cazamos a los cortos para que no cierren posición.
Yo cerré un acuerdo con PWC para cerrar la ‘forensic’ la semana siguiente, esto habría hecho repuntar la acción y hubiera justificado que todo estaba bien. En cambio, pensé que era mejor reconocerlo todo y hacer que Gowex volviera a funcionar con la actividad que tenía.
Teníamos acuerdos con un centenar de ciudades en exclusiva y eso iba a generar rentabilidad. Había liquidez para hacerlo. Pero no íbamos a tener credibilidad para hacer esas adquisiciones.
Eso es a toro pasado. Pero no entiende por qué estirar el chicle antes y no empezar a comprar empresas con anterioridad.
En ningún momento pensé que podía descarrilar el proyecto. El plan era crecer de forma extraordinaria, teníamos inversores interesados en entrar.
A mí me ofrecieron pagarme 400 millones por parte de mi participación. Eso me iba a permitir tener un socio estratégico con el que yo sindicado tendría la mayoría. No lo hice porque creía que nos haría descarrilar. Fue algo prepotente y temerario. Nunca pensé que fuera a existir Gotham y que, con el objetivo de ganar ellos, hicieran descarrilar un proyecto de 2.000 millones.
¿Qué hubo detrás de Gotham?
Gotham fue tremendamente eficaz. Hicieron su estrategia, y son de los que mejor han actuado en todo esto. Han reconocido que nunca esperaron mi reacción porque la consideraban antagónica. La mayor parte de las empresas cubren con otras adquisiciones e informes favorables de consultores y analistas. Después de Gowex pasó en varias ocasiones. Ese es el mercado y el sistema.
Mi función era reconocer la situación, hacerme cargo del problema y volver a salir a intentar recuperar la situación.
Pude haber optado por esconderme, aceptar la prisión, cumplir los años mínimos… Pero no. Me levanto, cojo el timón de mi vida, vuelvo a coger la oportunidad que se me plantea. Soy más rentable si hago cosas que si no las hago. Eso sí, con todos los focos apuntándome y sabiendo que he mentido. Si vuelvo a hacerlo no tendré más opciones. Pero si ahora lo hago bien, podré ayudar más que si me quedo en casa.
Si vuelvo a engañar quedaré retratado toda la vida.
En los últimos tiempos ha dicho que hubiera montado Gowex en EEUU. ¿Es que allí hay menos problemas con la falsificación de las cuentas?
He dicho que si lo hubiera hecho en Estados Unidos no hubiera tenido que mentir.
¿Por qué?
La cultura aquí es más conservadora. Decidí asumir ese marco. La realidad es que en Estados Unidos hablaba de futuro y de proyecto, pero casi no hablaba de números. Eran menos relevantes que en España. Los accionistas de Estados Unidos todavía no me ha demandado ninguno. Están más habituados a ese tipo de empresas de mayor riesgo.
Amazon no es una empresa que tenga como prioridad ganar dinero. Y ha logrado generar una plataforma como la que yo estaba creando en Gowex. Éramos el estándar mundial. Eso en Estados Unidos se valoraba más allá de las cifras.
Habla usted del círculo virtuoso que, a través de contratos de publicidad, hubiera permitido enderezar el rumbo de Gowex. ¿Cómo se entera Gotham de lo que estaba ocurriendo en la compañía?
Sus argumentarios no se sustentaban. Ellos se preguntaban cómo era posible que nosotros facturásemos más que compañías similares en el mundo. Pero ellos no tenían nuestro modelo de negocio.
Además nosotros exagerábamos las cifras de publicidad. En realidad, en el momento en el que cerramos acuerdos de ese estilo en 2014 -y en su día se sabrán los nombres y apellidos de los acuerdos-. Eso permitía el círculo virtuoso.
Ellos lograron sus objetivos. Lograron convencer al mercado porque yo hice algo mal. Y lo tuve que reconocer. Seguir adelante hubiera generado un chiringuito que sería Gowex jibarizado, yo habría seguido viviendo, pero no era el Gowex que yo creía que podría crear.
¿Qué papel juegan los reguladores?
Sería fácil echarles la culpa. Eso lo tiene que decir el mercado. Yo creo que cuando todo va bien nadie se pregunta nada. Los de Gotham se lo preguntaron porque les venía bien. El resto no se lo preguntaba porque les venía bien. Además yo tuve gran capacidad de persuasión.
Mucha gente dirá que ahora estoy intentando volver a convencer a la gente. La realidad es que con lo que tengo que responder es con el tiempo. Si me equivoco será porque me equivoco, no porque engañe. Si vuelvo a engañar quedaré retratado toda la vida.
Ha hablado de su interés en volver a montar empresas. ¿De verdad cree posible que alguien vuelva a hacerse una foto con usted? Cuando se desvela el fraude, los periodistas de toda España teníamos el calendario Bankinter con una foto con Dancausa a su lado.
El primero que lo haga será un osado, y quizá un temerario, y el último, un imbécil porque habrá perdido la oportunidad de hacerlo antes. Yo soy una apuesta de riesgo. Aquellos que sean osados de apostar en una apuesta de riesgo, o tengan una parte que puedan apostar al riesgo lo harán. Y me refiero a una imagen. Ahora bien, hay mucha gente en la sombra que me apoya. Y habrá mucha gente que, si todo va bien, lo hará de forma clara.
No sé si con un proyecto de 2.000 millones, porque eso no sale de la luz a la mañana y sin falsificar las cuentas. Sé que soy el mismo de antes. Sé que no falsifiqué porque sea un delincuente, sino porque era el proyecto de mi vida y hubiera funcionado si me hubieran dejado acabarlo.
¿El fin justifica los medios?
El fin justifica los medios cuando estás en un entorno y cuando lo que aportas es altamente beneficioso. En Gowex lo era porque se estaba proveyendo de Wifi gratis por varios millones de euros al año, y estábamos haciendo ganar mucho dinero a los accionistas.
En este caso salió mal y yo debo pagar por ello. No soy de pensar "el fin justifica los medios" e irme a casa. Ahora tengo claro que no falsificaría las cuentas. He aprendido que no era necesario. Que no tiene porque ser un proyecto de 2.000 millones. ¿Qué hubiera hecho entonces? Diluirme más, pero en aquella época si me diluía la gente podía ver el estado de las cuentas y se paraba el proyecto.
Esto es para reflexionar. Yo no quería falsificar y prefería diluirme, pero si dejaba entrar a alguien se acababa todo. El daño que iba a crear era mucho mayor. ¿Volvería a hacerlo? No. Sé que hay alternativas que, tomándolas, permite que salga adelante el proyecto.
En España casi no hay grandes empresas que hayan partido desde cero. Las tecnológicas a medida que crecen o desaparecen o son adquiridas. Nosotros éramos los únicos que, gracias a los accionistas, salían adelante. Queríamos ser el Google del Wifi, el General Electric del Wifi, y estaba convencido de que iba a ser una empresa centenaria.
Los argumentos de Gotham no se justificaban pero el mercado les creyó.
¿Con qué nos va a sorprender?
Son cuatro años de reflexión y muchos como empresario. Tengo claro que lo que salga será con mis socios, mis cofundadores -accionistas de Gowex-, que serán partícipes del proyecto. Cuando salga daré detalles.
¿Y confiarán en usted?
Es que no les voy a pedir nada. Lo que quiero hacer es muy osado. Conseguir accionistas nuevos que entren, y que lo que yo aporte sea aportado conjuntamente con los antiguos de Gowex sin que ellos aporten nada. De este modo, los accionistas nuevos pondrán la inversión y nos diluiremos y me ponen a mí al frente del proyecto.
¿Y usted qué aporta?
La idea, el management hasta donde pueda, la creación del equipo hasta donde pueda. Luego ellos pondrán sus equipos, o el mismo equipo que yo estoy creando para que todo siga adelante. Yo aporto la experiencia de haber levantado proyectos mundialmente reconocidos, la osadía de entrar en proyectos altamente arriesgados, de haber sacado empresas a bolsa, y la seguridad de que tendré todos los focos encima de mí.
¿Qué le dice la familia?
Lo primero, que soy tremendamente egoísta. Y lo reconozco. Pongo por delante cosas que están por encima de mis hijos. La empresa, por ejemplo. Delante, incluso, de mi mujer, que está también imputada sin saber nada. Me dicen que soy egoísta y tienen razón.
Espero no arrepentirme de mi decisión respecto a ellos. Confío en que entenderán que intento ayudar a mucha más gente, no sólo a ellos. Y que puedan recordarme como alguien que ha hecho algo especial.
Soy egoísta, pero creo que es el egoísmo que envuelve a personas que hacen cosas que van más allá de sí mismas. Aunque es algo que satisface un ansia de crear que tengo desde muy joven.
¿De qué ha vivido estos años?
De ayudas de mi familia, de un dinero que me da la Audiencia Nacional de los 600.000 euros que deposité de fianza. He pedido una reducción de esta cantidad para poder vivir, y me dieron 1.000 euros para alquiler. Vivo en un piso compartido y no me arrepiento. Era frugal y lo sigo siendo.
Compro en Decathlon, en milanuncios, Wallapop, me siento de puta madre. Parte de los negocios que quiero montar irán en ese entorno, en generar proyectos que satisfagan a una nueva generación de gente que no necesita grandes alardes. Sólo tener la satisfacción diaria de hacer algo que merezca la pena.
Lo que logro ahorrar y me presta otra gente lo utilizo para el nuevo proyecto que estoy poniendo en marcha. Si mis inversores me apoyan seguiré avanzando.