El Caso del CEO que no sabe si quiere ser Presidente
La detective de empresas de EL ESPAÑOL reflexiona sobre los problemas que tendrán los bancos a la hora de buscas relevos a sus presidentes.
He conocido mucha gente a lo largo de mi vida, pero nunca al presidente de un banco. Hace unas semanas tuve ocasión de hacerlo. En concreto, al de una de las principales entidades españolas, y que tiene 69 años para más señas.
Me explicaba que está cansado de que siempre le pregunten por su jubilación, sobre todo porque su relevo al frente del banco está ya establecido en el ‘plan de sucesión’ del banco. Así que todo debería estar más o menos claro. Y, al final, por mucho que él tenga sus deseos, la cosa tendrán que aprobarla sus accionistas.
En cualquier caso, él se lo toma con humor. Cada vez que la prensa le pregunta por el momento en el que dará un paso al lado, él siempre contesta de la misma manera. “Cuando Paco González lo haga”. Es decir, que su espejo será la edad con la que se retire el presidente del BBVA. Y eso ocurrirá, presumiblemente, el año que viene, cuando cumpla los 75. Así que me da que a este directivo todavía le queda mucho camino por recorrer.
Si el proceso de sucesión bancaria siempre es un tema complejo, ahora la Justicia Europea lo complica un poco más todavía. Un reciente fallo les obliga a que -tal como establece el Banco Central Europeo- el puesto de presidente tenga que tener un carácter representativo e institucional; y sea el CEO quien lleve el día a día de la entidad y sea el que ostente el poder.
El caso es que esta semana le han preguntado al consejero delegado de uno de los cuatro grandes bancos sobre sus planes de futuro. ¿Piensa usted en la presidencia? vino el periodista a decirle en su pregunta.
Ruborizado contestaba rotundo: “es algo que pertenece al ámbito privado”. Y es que, según explicaban fuentes de su entorno, su lealtad al banco y a su presidente jamás le harán postularse para un relevo que, a priori, será muy a futuro.
Sea como sea, la cosa está clara. Y más después de la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. ¿Es mejor ser cola de león o cabeza de ratón?