Neinor, una de las tres promotoras inmobiliarias que ha irrumpido en el mercado bursátil, una década después del estallido de la burbuja, intenta recuperarse del duro varapalo que, a principios de año, provocaba que los títulos se desplomaran un 24%. Superaban los 19 euros el 26 de enero y cerraban en 14,5 a finales de marzo.
Los inversores reaccionaron airados al reconocimiento, por parte de la compañía, de que las previsiones de entrega de viviendas no iban a ser las previstas, debido a dificultades sobrevenidas en la obtención de licencias para el inicio de varias promociones. Y que, por este motivo, este año solo se podrían entregar 1.000 de las 1.374 previstas, y en 2019 solo 2.000 de las 3.000 anunciadas en la salida a Bolsa.
Desde entonces, la promotora que dirige, como consejero delegado, Juan Velayos, ha remontado el vuelo para, en poco más de un mes, recuperar parte de lo perdido. Tras incrementarse un 15%, los títulos han vuelto a cotizar por encima de los 16,46 euros en los que Neinor salía a Bolsa el 30 de marzo de 2017. El pasado viernes cerraban la semana en 16,72 euros.
Crédit Suisse sitúa el precio objetivo en 20 euros
Un precio que todavía está lejos de los 20 euros de precio objetivo fijado por los analistas de Crédit Suisse. Uno de los bancos que acompañaron a Neinor en su salida a Bolsa, y que entiende que la acción se encuentra “significativamente infravalorada tras una reacción exagerada que no refleja su valor real”, apuntaba en su último análisis.
Frente a esta postura rebosante de optimismo de la entidad helvética, la de los fondos oportunistas que, a la vista de sus movimientos, esperan todo lo contrario. Que las acciones de Neinor caigan. Con ese propósito han atesorado, en los últimos tres meses, 8,2 millones de acciones en posiciones cortas. Más del 10% del capital de la inmobiliaria, valorado en unos 140 millones de euros.
El doble juego de Adar Capital, máximo accionista de Neinor
Como artífice del resurgir bursátil de Neinor y, también, como prestamista principal de los títulos a los bajistas, el mismo protagonista. El fondo Adar Capital Partners, controlado por el inversor israelí de origen argentino, Zev Marynberg.
Entre el 13 de febrero y el 29 de marzo, en plena caída de los títulos, se convertía en máximo accionista, con el 28,67% del capital. Un paquete de 22,65 millones de acciones, desglosados en 20,55 millones de derechos de voto reales, y 2,1 millones en instrumentos financieros, destinados por Marynberg para prestar a los inversores bajistas.
Los resultados del primer trimestre, mirados con lupa
En esta pugna entre unos y otros se ha abierto una especie de tregua tácita hasta que Neinor presente los resultados del primer trimestre de 2018 el próximo miércoles 9 de mayo. Los inversores los van a mirar con lupa. No tanto por los resultados, que volverán a ser discretos a la espera de que se produzcan las entregas de viviendas, como por saber si la rectificación de las previsiones de entregas, realizada en enero, se mantiene, o, por el contrario, se reconocen nuevos retrasos.
Mientras tanto, los inversores oportunistas han empezado a ejecutar la primera parte de su operativa a corto tras formalizar los contratos de préstamo con accionistas como el propio Adar Capital o con Arrowgrass, Lansdwone o Norges, el mayor fondo soberano del mundo.
Los bajistas venden a terceros para luego recomprar las acciones
Tras tener en sus manos esos 8,2 millones de acciones prestadas, fondos como WorldQuant, Arrowstreet, Numeric Investors, Clinton Group, JPMorgan o Marshall Wace, han procedido a venderlas a terceros, a unos precios medios de unos 16 euros. Es la razón por la que Neinor lleva subiendo de manera permanente desde hace un mes.
A partir de aquí, la recompra de estas acciones prestadas para devolverlas a sus propietarios servirá para comprobar si los bajistas se salen con la suya. Si las recuperan a un precio más bajo, objetivo cumplido. Si no, les habrá salido el tiro por la culata.