Ana Botín mira a los ojos a los líderes de las grandes tecnológicas para que midan su impacto en la sociedad. En concreto, para que sean capaces de anticipar y gestionar las consecuencias que pueden tener sus empresas en un momento como el actual.
Un impacto económico, pero que alcanza también a distintos ámbitos sociales. “Afecta y modifica nuestras relaciones personales y colectivas”, ha dicho en referencia a los últimos acontecimientos vividos como las elecciones en Estados Unidos, las fake-news o el escándalo de Cambridge Analytica.
Unas palabras que pronuncia como “firme defensora” de la innovación y el progreso tecnológico que producen grandes efectos; pero que también requiere complementar una apuesta por el “crecimiento inclusivo y sostenible”.
El papel del regulador
Para lograrl,o la presidenta del Santander cree que es necesaria la participación de los reguladores, pero también es importante establecer “mecanismos compensatorios” a favor de quienes más les afecten.
Sin embargo, es importante que la Educación juegue también un papel esencial para que esos nuevos emprendedores “gestionen y equilibren mejor los efectos de sus innovaciones disruptivas”.
Y no sólo eso. Ese incremento educacional –que se debe proporcionar desde las Universidades- debe servir también para que “quienes asesoran y financian” a esos emprendedores tengan “interiorizada” la necesidad de conocer el marco general y social en el que desarrollan sus actividades, así como el impacto potencial que pueden generar.
Un llamamiento que Botín ha lanzado en el marco del IV Encuentro de Rectores Universia que se ha celebrado en Salamanca, y en el que se han dado cita más de 600 Rectores de Universidad de España y Latinoamérica.
Ahora bien, Botín también cree que la Educación servirá para mejorar la sociedad y, sobre todo, para evitar los populismos y los extremismos.
La Declaración de Salamanca
Un encuentro en el que se han sentado las bases sobre las que la Universidad debe trabajar de cara a los próximos cinco años. Es la ‘Declaración de Salamanca’, en donde las Universidades apuestan por "liderar el cambio" al que se ve sometida la sociedad mundial.
Todo ello bajo el reto de la digitalización, pero también de la apuesta por la investigación y la inclusión social, algo en lo que los rectores creen que sus centros debe jugar un papel ejemplificador trabajando mano a mano con los distintos agentes sociales.
El Encuentro de Rectores Universia, que se celebra cada cinco años, se trasladará ahora hasta Buenos Aires. Será en 2023 cuando volverán a reunirse todas las universidades para analizar el camino avanzado, así como los retos que haya entonces para afrontar la educación del futuro.