En un auto conocido este jueves, la titular del Juzgado Central de Instrucción número 3 adopta la versión de la Fiscalía al considerar que la obra no responde a una idea "aislada ni peregrina" sino que se debió a una política previamente planeada desde 2002, antes incluso de que los querellados accedieran a sus cargos.
Contra ello ya se han pronunciado el Observatorio de la Deuda en la Globalización, Xnet y el Institut de Drets Humans, que en un comunicado han anunciado que recurrirán la decisión.
Según la juez "no parece que la actuación estuviera guiada por un afán de perjudicar los intereses de la Administración, adoptando resoluciones injustas, arbitrarias o manifiestamente contrarias a la ley", sino que fue "razonada y documentada".
Tal como consta en el auto, no se desprende que las resoluciones adoptadas durante las distintas fases del proyecto -que firmaron los querellados- se dictaran al margen del procedimiento establecido.
La magistrada señala que la actuación de las personas contra las que se dirigen las acusaciones puede ser discutida jurídicamente, pero recuerda que las discrepancias fueron resueltas por la vía contencioso-administrativa.
De esas resoluciones -apunta- se desprende la complejidad del problema y la falta de doctrina jurisprudencial pero "en ningún caso" que las resoluciones impugnadas "adolecieran de una ilegalidad evidente, patente, flagrante y clamorosa", por lo que descarta cualquier posible delito de prevaricación.
Términos similares a los que emplea respecto a la supuesta malversación y fraude a la Administración, al "no desprenderse" que los querellados hayan quebrantado sus deberes.
En concreto, la querella se dirigía contra los exministros socialistas Joan Clos y Miguel Sebastián, que ocuparon la cartera de Industria; Magdalena Álvarez, titular de Fomento, y Elena Espinosa, de Agricultura; así como contra José Manuel Soria (PP), por su etapa en Industria.
Interpuesta por presuntos delitos de prevaricación, estafa, fraude a la Administración y malversación, se extendía además contra el presidente de Escal UGS -concesionaria del proyecto-, Recaredo del Potro; Florentino Pérez, por la participación del 60 % que tenía ACS; el ex secretario general de Energía socialista, Ignasi Nieto, y el exconsejero de Medio Ambiente de la Generalitat Valenciana, Juan Cotino, del PP.