Esta semana Repsol alcanzaba un acuerdo con los fondos Macquarie Infrastructure and Real Assets (MIRA) y Wren House Infrastructure para comprar los negocios no regulados de generación de electricidad de bajas emisiones de Viesgo, así como su comercializadora de gas y electricidad, por 750 millones de euros.
La petrolera presidida por Antonio Brufau daba un paso en línea con lo anunciado por el consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, a primeros de junio en la presentación de su plan estratégico para el periodo 2018-2020.
En ese plan Repsol contempla destinar 2.500 millones de los 15.000 millones de inversión total para esos años a lo que denomina negocios de bajas emisiones.
La venta de la participación del 20 % que la petrolera tenía en Gas Natural Fenosa, ahora Naturgy, por la que obtuvo más de 3.800 millones, dotó a Repsol de una importante liquidez para empezar a desarrollar su propia actividad operada en el gas y la electricidad.
Al anunciar su plan estratégico, la petrolera anunció que comercializaría gas y electricidad, y su objetivo es tener 2,5 millones de clientes en 2025, lo que supone una cuota de mercado de más del 5 %.
Otro de los propósito del plan era avanzar en generación eléctrica. Hasta ahora su actividad en este ámbito se reducía a la cogeneración (procedimiento por el que se obtiene simultáneamente energía eléctrica y térmica) en sus plantas, con la intención de alcanzar 4.500 megavatios (MW) de producción eléctrica en 2025.
Con los activos de Viesgo que ha adquirido, que no incluyen centrales de carbón, se ha hecho con centrales hidroeléctricas con una capacidad instalada de 700 MW y con dos centrales de ciclo combinado de gas, una en Algeciras (Cádiz) y otra en Escatrón (Zaragoza), que suman una potencia de 1.650 MW.
Repsol tendrá, cuando se cierre la operación, una capacidad instalada de 2.950 MW (los 2.350 MW de Viesgo que ha adquirido más 600 MW de cogeneración que ya tenía).
Además, con la compra de la comercializadora de Viesgo contará con 750.000 clientes y su cuota de mercado será del 2 %.
Repsol no es la única petrolera que ha puesto sus ojos en el sector eléctrico y, por ejemplo, la también española Cepsa, propiedad del fondo estatal de Abu Dabi Mubadala Investment, en octubre pasado anunció el desarrollo de su primer parque eólico, con una inversión de 35 millones, 28,8 MW de potencia instalada y que si se cumplen las previsiones, iniciará su actividad a finales de 2018.
Además, en enero lanzó una oferta, denominada Cepsa Hogar, en la que aglutina los consumos de electricidad, gas y carburantes, y con la que ha entrado en el mercado residencial de la electricidad y ha extendido la comercialización de gas natural, hasta entonces circunscrita a grandes clientes, al mercado minorista.
El objetivo, según anunció entonces, es llegar a 1,5 millones de clientes en los próximos años y convertirse en uno de los cuatro principales operadores de los mercados gasista y eléctrico minoristas.
El negocio eléctrico también está fuera de España en el foco de las petroleras y, por ejemplo, en abril pasado la francesa Total anunciaba que había llegado a un acuerdo para comprar el 74,33 % del productor y distribuidor francés de energía y gas Direct Energie por unos 1.400 millones de euros.
Total ya poseía desde 2016 el suministrador belga de energía Lampiris, que compró por cerca de 175 millones de euros, y el año pasado lanzó un nuevo servicio de suministro de gas y electricidad para particulares bajo la marca Total Spring.
También la petrolera anglo-holandesa Shell adquirió en diciembre de 2017 por 200 millones de euros la empresa británica de suministro energético para hogares en Reino Unido Impello Limited, que opera en Reino Unido y Alemania bajo la marca First Utility.
En enero también compró una participación del 44% en la compañía americana de energía solar Silicon Ranch por 217 millones de dólares (unos 187 millones de euros).
La británica BP también compró el 24% de la compañía minorista de gas y electricidad Pure Planet y cuenta con una capacidad de 1.400 MW a través de la compañía americana de energía eólica y solar Lightsource BP, en la que entró en diciembre de 2017 tras invertir 200 millones de dólares (algo más de 172 millones de euros).
Galp también suscribió un acuerdo con la comercializadora independiente de electricidad renovable española Podo, que tiene una cartera de 15.000 clientes, por la que la petrolera portuguesa tomó una participación del 25 % en Podo, que conseguía con esta alianza aprovisionarse de gas a largo plazo a precios competitivos para lanzar un paquete combinado de luz y gas.